viernes, 29 noviembre, 2024
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UNA MUJER MUERE CADA DOS MINUTOS POR COMPLICACIONES DURANTE EL EMBARAZO Y EL PARTO

La lucha contra la mortalidad materna se ha estancado desde 2015. Al ritmo actual, la humanidad tardará 55 años en lograr el objetivo fijado de reducir el número de muertes a menos de 70 fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos, según la Organización de las Naciones Unidas. En el mundo, 287.000 mujeres perdieron la vida por complicaciones durante la gestación y el parto solamente en 2020.

En números absolutos, la mortalidad materna sigue concentrándose mayoritariamente en las zonas más pobres del mundo y en países afectados por conflictos. ILUSTRACIÓN

De la Redacción de EL NORTE
diarias@diarioelnorte.com.ar

Cada dos minutos muere una mujer durante el embarazo o el parto, según las estimaciones más recientes publicadas en un informe de varios organismos de las Naciones Unidas. El informe, titulado “Tendencias en la mortalidad materna”, revela alarmantes retrocesos para la salud de las mujeres en los últimos años, puesto que prácticamente en todas las regiones del mundo el número de muertes maternas ha aumentado o se ha estancado su descenso.

En América Latina y el Caribe la tasa de mortalidad materna se incrementó entre 2016 y 2020 en un 15%. En el mundo, 287.000 mujeres perdieron la vida por complicaciones durante la gestación y el parto, solo en 2020. Fueron 800 cada día, una cada dos minutos.

El estudio mide el progreso de la lucha contra la mortalidad materna en 185 países desde el año 2000 hasta 2020. “La mayoría son evitables”, sentenció Lu Wei Pearson, directora asociada de salud materna e infantil de Unicef.

Para comparar datos entre países, la ONU calcula las muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos en los mismos. En 2020, de media en el mundo, fallecieron 223. Con la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la humanidad se propuso reducir a menos de 70 las mujeres fallecidas durante el embarazo o el alumbramiento para 2030. Pero “al ritmo actual de progreso, alcanzar esta meta tomará 55 años”, subraya el estudio.

Lu Wei Pearson analizó que este estancamiento se debe a que la reducción es más difícil cuanto más cerca se está de la meta. “Hay más prioridades que compiten entre sí por la atención y los recursos”, dijo. Y la lucha contra la mortalidad materna no está entre las primeras preocupaciones.

“Querría que cada una de las muertes maternas fueran contadas por las familias en las redes sociales para conocer todas las historias y empujarnos a evitar las próximas”, instó.

Complejidad y derechos

La complejidad para abordar este problema, admitió la experta, es otro obstáculo. “Se requieren sistemas de salud funcionales y personal cualificado, pero también mejorar el transporte, reducir los matrimonios y embarazos infantiles, los derechos de las mujeres en general. Todavía un 20% de las mujeres dan a luz fuera de una instalación sanitaria. ¿Es porque no tenían transporte, porque no hay un centro de salud en su zona, por falta de profesionales o materiales?”, dijo.

“Las crisis humanitarias emergentes, las situaciones de conflicto, posconflicto y catástrofe entorpecen considerablemente la provisión de salud y bienestar, indispensable para lograr los objetivos de reducción de la mortalidad materna”, apunta el informe conjunto de la OMS, Unicef, UNFPA y otras agencias de la ONU, y agrega: “Es urgente que la salud y la supervivencia maternas sigan ocupando un lugar destacado en la agenda mundial de salud y desarrollo. La inmensa mayoría de las muertes maternas son evitables; los conocimientos clínicos y la tecnología necesarios para prevenirlas existen desde hace mucho tiempo. Sin embargo, estas soluciones a menudo no están disponibles, no son accesibles o no se aplican, sobre todo en entornos con pocos recursos o en subpoblaciones de mayor riesgo debido a determinantes sociales”.

África subsahariana, epicentro

África subsahariana fue la región con más muertes maternas (el 70% del total) en 2020. También registra la mayor ratio de muertes maternas en el mismo año, con 545 por cada 100.000 nacidos vivos. Tres países al sur del Sahara presentan las peores estadísticas: Sudán del Sur (1223), Chad (1063) y Nigeria (1047). En el otro lado de la balanza está Bielorrusia, con solo una fallecida, siempre en términos relativos a la misma cantidad de alumbramientos. Es en esta zona del mundo donde se tienen que redoblar los esfuerzos para regresar a la senda del progreso, consideró la especialista de Unicef.

Causas, atención y controles

Las hemorragias graves, la hipertensión, las infecciones relacionadas con el embarazo, las complicaciones debidas a la práctica de abortos en condiciones de riesgo y las afecciones subyacentes que pueden agravarse durante el embarazo (como el VIH/sida y el paludismo) son las principales causas de la mortalidad materna. Todo ello puede prevenirse y tratarse en gran medida con acceso a una atención de salud respetuosa y de alta calidad. La atención primaria de salud centrada en la comunidad puede cubrir las necesidades de las mujeres, niñas y adolescentes y facilitar el acceso equitativo a servicios esenciales, como los partos instrumentados y la atención prenatal y posnatal, las vacunas infantiles, la nutrición y la planificación familiar. Sin embargo, la financiación insuficiente de los sistemas de atención primaria de salud, la falta de trabajadores sanitarios capacitados y la precariedad de las cadenas de suministro de productos médicos ponen en peligro los avances.

Aproximadamente una tercera parte de las mujeres ni siquiera llegan a tener cuatro de los ocho controles prenatales recomendados ni a recibir atención posnatal esencial, mientras que unos 270 millones de mujeres carecen de acceso a métodos modernos de planificación familiar.

Ejercer el control sobre su salud reproductiva –en particular las decisiones sobre si tener descendencia y en qué momento– es fundamental para garantizar que las mujeres puedan planificar y espaciar la procreación y proteger su salud. Las inequidades relacionadas con los ingresos, la educación, la raza o el origen étnico incrementan aún más los riesgos para las mujeres embarazadas marginadas, que tienen menos acceso a atención materna básica pero más probabilidades de desarrollar problemas de salud subyacentes durante el embarazo.