SEXUALIDAD Y CORONAVIRUS: LA DIFÍCIL ECUACIÓN ENTRE EL RIESGO Y EL DESEO EN PLENA SEGUNDA OLA

Coinciden los expertos que durante la pandemia se redujo la infidelidad pero se multiplicaron las separaciones.

Por Gabriela Navarra

Los especialistas coinciden: las personas no han dejado de ejercer su sexualidad durante la pandemia. Junto con las alternativas como el sexo virtual y el goce con uno mismo, también se pone en juego la manera más conocida de estar con otro: en contacto estrecho, sin ninguna clase de distancia. “Lo que la pandemia nos demuestra es que el deseo siempre está presente y que aunque implique un riesgo no siempre es posible evitarlo. La gente se sigue encontrando, no solo los más jóvenes, sino también hombres y mujeres de 70 y más años. Por eso es tan difícil cumplir con las pautas de distanciamiento social. El riesgo está, pero el deseo arrasa”, dice la psicoanalista Any Krieger, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
¿Qué pasará con estos encuentros “cuerpo a cuerpo” a partir de las restricciones de circulación impuestas por el explosivo aumento de los contagios? Florencia Salort, médica del servicio de ginecología del hospital Italiano y sexóloga clínica, anticipa una importante restricción en el terreno sexual. “Después de un ‘veranito’ en que la gente salió como si hubiera estado en una jaula, ahora empezaron a decir ‘no salgo más’. Vamos a tener que volver temprano a nuestras casas; si bares y restaurantes están cerrados… ¿dónde nos encontramos?”
Efectivamente, coincide Silvina Valente, presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH): en los últimos tiempos las personas se han abierto mucho más. “Los jóvenes por lo general no tienen nada de miedo, pero la vacunación abrió también cierta libertad entre los mayores. Puede ser que ahora menos personas busquen relaciones nuevas. Pero creo que dependerá de la edad, personalidad, si tienen algún problema de ansiedad o del ánimo, más o menos miedos. De acuerdo a la experiencia de la primera ola, en la Argentina hay muchas realidades en un mismo país. Algunos no llegan a tenerle miedo al virus y otros tienen pánico de solo pensarlo”.

Una nueva intimidad

Salort, que es autora de Sexo Sentido (Ed. El Ateneo) y difunde información sobre sexualidad a través de su cuenta Flordegineco en Instagram, dice que la pandemia implicó una revalorización de los vínculos que también se ve reflejada en lo sexual.
La pandemia, comenta, redujo la infidelidad, una conducta que según estudios internacionales practican hasta el 40% de quienes sostienen una relación estable, bajo la forma de contactos esporádicos con personas desconocidas o amantes, a veces durante años. Lo novedoso es que ahora, “si alguien decide intimar con otra persona pone en riesgo a su pareja, que además no sabe que está siendo expuesta. Ya no es cuestión de cuidarse con preservativo. Hoy eso no alcanza. Los vínculos, incluidos los sexuales, pasaron a ocupar posiciones en la lista de prioridades y, antes de poner en riesgo a la propia familia y los contactos estrechos manteniendo un encuentro sexual con alguien fuera de la burbuja, se lo piensa, se toma una decisión. Hay vínculos más importantes que otros”.

Separaciones y depresión

Durante la pandemia hubo muchas separaciones: según una encuesta informal de Salort en su Instagram, sobre 2000 casos, el 30% se había separado.
“Después de separados, muchos tomaron el riesgo y conocieron gente nueva, y ahí a veces aparecieron trastornos de la sexualidad ―dice Silvina Valente, que está al frente del consultorio de Sexología Clínica del departamento de Tocoginecología del hospital de Clínicas—. Por ejemplo, dolor durante el coito, anorgasmia en las mujeres, disfunción sexual eréctil y eyaculación precoz en los varones pero también falta de deseo, el no tener ganas. Mientras no genera malestar, esa falta de ganas no es un trastorno. Pero en algunos casos oculta dificultad de afrontamiento por el miedo y la inseguridad que nos ha creado la pandemia. Esta actitud de desgano puede encubrir una depresión, de no tener ganas de tener ninguna actividad que conecte con la vida.”
“La pandemia nos produjo un tipo especial de depresión, la depresión pandémica —dice Any Krieger—. Tiene algunos puntos en común con la depresión más conocida, como el cansancio, pero lo que tiene de diferente es un grado de enojo, una irritación que en general se vehiculiza como enojo contra los gobernantes. Aunque también la sexualidad está ‘sazonada’ con este enojo, que tiene características de rebeldía”.

Fuente: La Nación