miércoles, 27 noviembre, 2024
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Sexo y género se asignan a partes distintas del cerebro, según estudio

CIENCIA

Una mirada detallada al cerebro de los menores podría mostrar las diferencias entre sexo y género, según un estudio publicado en la revista Science Advances.

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De la redacción de EL NORTE
redaccion@diarioelnorte.com.ar

El sexo y el género son términos que con frecuencia se confunden o equiparan en las conversaciones cotidianas, y la mayoría de los adultos estadounidenses creen que el género de una persona está determinado por el sexo asignado al nacer. Sin embargo, un nuevo estudio realizado con casi 5.000 menores de 9 y 10 años revela que el sexo y el género se asignan a partes del cerebro muy distintas.

Según los autores del estudio, la investigación ofrece una primera visión de cómo el sexo y el género pueden tener “influencias mensurables y únicas” en el cerebro, del mismo modo que se ha demostrado que otras experiencias moldean el cerebro.

“De cara al futuro, realmente necesitamos considerar ambos sexos y géneros por separado si queremos entender mejor el cerebro”, dijo la Dra. Elvisha Dhamala, profesora asistente de Psiquiatría en los Institutos Feinstein para la Investigación Médica y el Hospital Zucker Hillside en Glen Oaks, California, y coautora del estudio, publicado el viernes en la revista académica Science Advances.

Los científicos definieron el sexo del menor como el que se le asignó al nacer. En EE.UU., los médicos hacen esta asignación basándose en los genitales. Según la investigación, a la mayoría de las personas se les asigna sexo femenino o masculino; el resto son intersexuales, es decir, personas cuya anatomía sexual o reproductiva no encaja en este binario masculino/femenino.

Cuestión de actitud

Los investigadores explican el género como la actitud, los sentimientos y los comportamientos de una persona, así como los roles construidos socialmente. Señalaron específicamente que el género no es binario, lo que significa que no todas las personas se identifican como mujeres o como hombres.
Tanto el sexo como el género forman parte de la experiencia humana. Son clave para la forma en que las personas perciben a los demás y cómo se entienden a sí mismas. Ambos pueden influir tanto en el comportamiento como en la salud, afirman los autores del estudio.

Los investigadores analizaron los datos de imágenes cerebrales de 4.757 menores de Estados Unidos, 2.315 asignados al sexo femenino al nacer y 2.442 asignados al sexo masculino al nacer, que tenían 9 y 10 años y formaban parte del estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD), el mayor estudio a largo plazo sobre el desarrollo cerebral y la salud infantil en Estados Unidos.

Durante un periodo de 10 años, los menores del estudio ABCD se sometieron a exhaustivas evaluaciones de neuroimagen, comportamiento, desarrollo y psiquiatría.
Además de pruebas como las resonancias magnéticas, los científicos realizaron encuestas a los menores y a sus padres centradas en el género, tanto al principio de la investigación como un año después. Se preguntó a los menores cómo expresaban su género y cómo se sentían al respecto.

A los padres se les preguntó sobre el comportamiento del menor en relación con su sexo durante el juego y si el menor tenía disforia de género, un término que los profesionales de la salud mental utilizan para describir la angustia clínicamente significativa que se siente porque el sentido que una persona tiene de su género no coincide con el sexo que se le asignó al nacer.

Los padres

Según el Dr. Dani S. Bassett, coautor del estudio y profesor de los departamentos de Bioingeniería, Ingeniería Eléctrica y de Sistemas, Física y Astronomía, Neurología y Psiquiatría de la Universidad de Pensilvania, los padres fueron una parte fundamental del estudio.

“Cuando los menores tienen un determinado tipo de comportamiento o expresión de género, esto influye en la forma en que sus padres y otros cuidadores, amigos y familiares interactúan con ellos”, explica Bassett.

La información sobre la percepción que tienen los padres del sexo de sus hijos da a los investigadores una mejor idea del entorno social del menor y de cómo puede afectar a su desarrollo cerebral.

Los autores utilizaron un tipo de inteligencia artificial llamada aprendizaje automático (machine learning) que construyó un modelo capaz de predecir el sexo de un menor y el género reportado a partir de su escáner cerebral.

Cuando los investigadores observaron los escáneres cerebrales de los menores, los resultados parecían mostrar que el sexo influía en distintas regiones del cerebro implicadas en el procesamiento visual, el procesamiento sensorial y el control motor, así como en algunas regiones implicadas en la función ejecutiva, que permite a un individuo organizar e integrar información a lo largo del tiempo.

El sexo parece influir en algunas de las redes más específicas de los sentidos que están asociadas al sexo, pero también parece tener una influencia más amplia y puede detectarse en diferentes redes cerebrales implicadas en la función ejecutiva, incluyendo cosas como la atención, la cognición social y el procesamiento emocional.