viernes, 29 noviembre, 2024
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Edición N°

SEMANA INTERNACIONAL CONTRA EL ACOSO CALLEJERO

El acoso callejero constituye una modalidad de violencia de género (incorporada en 2019 en la Ley 26.485). Es una de las formas más invisibilizada y legitimada de violencia contra las mujeres y personas LGBTIQ+, especialmente cuando son adolescentes o jóvenes. Inclusive, muchas veces disfrazada de piropos.

Imagen ilustración.-

Según el informe Violencia contra las Mujeres en el Espacio Público “La inseguridad de la que nadie habla” (de 2017), coordinado por Raquel Vivanco, el 93% de las mujeres encuestadas (en el país) manifestaron haber sufrido acoso sexual callejero en su vida, mientras que el 80% dijo sentirse insegura de caminar en la calle y sobre todo de noche, en las zonas pocos transitadas o mal iluminadas.

En el espacio público, libres y sin miedo

Se manifiesta a través de silbidos, ruidos de besos, bocinazos, frases y gestos obscenos, miradas intimidantes, tocamientos, seguimientos con fines sexuales. Este tipo de acciones produce en las víctimas sensaciones de miedo, estado de alerta, bronca, asco, quienes, además, suelen modificar sus rutinas diarias para no ser acosadas.

“Gran parte de nosotras en algún momento fuimos víctimas de acoso sexual callejero y no lo hablamos o, al hacerlo, no tuvimos la contención que esperábamos. La mayoría no sufrimos acoso cuando estamos junto con un hombre, pero si estamos con una o más mujeres, recibimos el mismo acoso o incluso más. Ante una situación de acoso callejero pedí ayuda a personas que se encuentren a tu alrededor, denunciá, intervení. Tenemos derecho a caminar en el espacio público libremente y sin miedo. Las calles también son nuestras”, expresan desde el Observatorio de las Violencias de Género ‘Ahora que sí nos ven’.