martes, 26 noviembre, 2024
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SALIÓ DE LA CÁRCEL Y A LOS TRES MESES VOLVIÓ A ENTRAR

La mayoría de los detenidos en el penal son reincidentes

La noticia de un hombre que tras cumplir una condena en la cárcel, a tan solo tres meses de estar libre, volvió a ser recluido, hace pensar la grave problemática de la reinserción a la sociedad de aquellos privados de la libertad. La mayoría de los nicoleños detenidos en el penal son reincidentes y a muchos se los envía a otras cárceles para evitar conflictos.

Días pasados un sujeto fue a robar en un kiosco 24 horas ubicado en presidente Perón y Esquí. Este delito no tendría ninguna diferencia de cualquier otro que de los que se cometen en los últimos tiempos con el crecimiento de la inseguridad, de no ser por un aspecto peculiar ya que lo llamativo de este robo es que el delincuente, quien fue capturado inmediatamente ya que era conocido en el barrio, había salido hacia solo tres meses de cumplir una condena en la unidad penal a donde lo volvieron a trasladar. La reinserción a la sociedad de los privados de la libertad es cada vez más difícil con las condiciones de hacinamiento con las que están recluidos. Existen numerosos programas en la cárcel donde se enseña un oficio o se busca que los detenidos puedan tener un título, terminen sus estudios, pero las condiciones en las que viven hacen difícil que un recluso pueda salir bien. Las cárceles son solamente lugares de reclusión por seguridad y no están sirviendo como herramienta de reinserción social que es su cometido

En la unidad penal Nro. 3 de nuestra ciudad la mayoría de los reclusos nicoleños son reincidentes, es decir al poco que salen en libertad vuelven a ser detenidos. En los últimos casos se los está derivando a otras unidades carcelarias para evitar conflictos con los restantes internos. El penal de San Nicolás además recibe privados de la libertad de localidades aledañas y por lo que pudo saber nuestro medio se evita que se traigan reclusos del gran Buenos Aires porque “Dan vuelta el penal”. Las peleas e internas dentro de la cárcel son muchas y se buscan diversos métodos para evitar los conflictos. Lo que si queda claro es que lejos de lograr la reinserción en sociedad, las unidades carcelarias están saturadas en su capacidad y se vuelven un entorno casi de supervivencia.



Patronato liberados
Los patronatos de liberados son clave en el momento que una persona privada de su libertad se prepara para salir de la cárcel y reconectarse con el mundo exterior.
En nuestra ciudad el patronato de liberados funciona medianamente bien pero son tantos los casos a seguir y tan escueto el presupuesto que con las herramientas que disponen se hace lo que se puede y cuesta poder ayudar a aquellos que salen de cumplir una condena y no escapar del entorno delictivo, volviendo lamentablemente a cometer delitos y ser privados de la libertad.

Estos organismos existen en cada jurisdicción que cuente con un sistema penal. Es decir: Nación, la Ciudad de Buenos Aires y las provincias. De ellos depende, en gran parte, que la reinserción social sea posible, aunque la realidad este mostrando otra cosa.
A nivel nacional, el ex patronato de liberados se transformó por ley en 2014 en la Dirección de Control y Asistencia de Ejecución Penal (DCAEJ), que depende del Poder Judicial. Recién en 2017 fue reglamentado.

Como principal misión, los trabajadores del organismo son los que se encargan de realizar los informes socioambientales cuando una persona está en condiciones de ser liberada para indagar sobre el ambiente en el que va a vivir.
La DCAEJ, además, controla el cumplimiento de las reglas de las libertades condicionales junto a los jueces, la conducta de quienes fueron condenados y su pena quedó “en suspenso”, el cumplimiento de las “probations” y la inspección y vigilancia de quienes estén cumpliendo su condena bajo prisión domiciliaria.

El organismo también se encarga de proporcionar asistencia social eficaz para “las personas que egresen de establecimientos penitenciarios por el programa de libertad asistida, libertad condicional o agotamiento de pena, generando acciones que faciliten su reinserción social, familiar y laboral”, según el texto de la ley 27.080.
En los primeros días de libertad, el patronato debe asistir al liberado y a su familia, ayudándolo a trasladarse al trabajo y regresar, como también brindarle asistencia económica para los primeros días de libertad. Tiene como misión también garantizar el acceso a la educación, salud, vivienda y empleo.
La problemática en la provincia es que tiene una extensión demasiado grande como para abarcar tantas localidades. La interacción con el SPB es casi nula. Los juzgados no tienen herramientas para controlar porque tampoco tienen presupuesto suficiente.



Hacinados
Como decíamos, uno de los graves problemas de reinserción son las condiciones carcelarias en las que viven los reclusos ya que se triplica la cantidad de alojados en la Unidad Penal número 3, instalada en territorio nicoleño, en virtud de su capacidad adecuada.
Desde la Comisión de la Memoria advierten que estos incumplimientos –que están por sobre la única privación que debe recaer en los reclusos, el de la libertad- llevan a que “la cárcel se convierta en un depósito de personas y cuando salgan van a hacerlo con escasas posibilidades de llevar una vida diferente a la que tenía antes de ingresar en la cárcel, de insertarse en el mundo del trabajo”, por lo tanto “no salen mejor que cuando entraron”.
Las condiciones que se hacen presentes en las unidades de detención derivan en situaciones de extrema violencia “es difícil pensar que una persona puede salir mejor de la cárcel”.

Los abocados al respeto de los derechos humanos destacan que es preciso redireccionar la inversión estatal hacia las actividades de contención y oficios, para que al ser externados puedan reinsertarse y no salir” con las secuelas de toda la violencia estatal que padece cuando está detenido”, así como generar un trabajo con las familias de los mismos. ”El Estado debe estar invirtiendo cerca de $120 mil por persona. Con ese dinero y un plan pensado, los resultados deberían ser otros, porque el encierro no resuelve nada si no haces nada con la persona. Se genera más malestar y más violencia, porque hay un resentimiento que se va acumulando”, cuestionó el abogado a nuestro medio.