miércoles, 27 noviembre, 2024
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Edición N°

Reflexiones sobre la problemática denunciada al aire por el periodista Juan Pedro Aleart

DIÁLOGO CON LA PSIC. FABIANA CONTI SOBRE EL ABUSO SEXUAL INFANTIL

El conductor del programa ´De 12 a 14´ contó los abusos sexuales que sufrieron él, su hermana y su hermano cuando eran niños, lo que generó conmoción y repercusiones. Este tipo de situaciones reabre diversos interrogantes como la dificultad de poner en palabras de las masculinidades y el juzgamiento social que suele observarse sobre el momento en el que las víctimas pueden contar y denunciar lo que les pasó.

El periodista rosarino Juan Pedro Aleart compartió en vivo su historia familiar sobre abusos sexuales infantiles. ILUSTRACIÓN

De la Redacción de EL NORTE
diarias@diarioelnorte.com.ar

El viernes pasado en el comienzo del programa ´De 12 a 14´, el periodista rosarino Juan Pedro Aleart contó los abusos sexuales que sufrieron él y su hermano cuando eran niños por parte de su tío. También se refirió a situaciones de abuso intrafamiliar de su padre hacia su hermana, así como a situaciones de otras violencias hacia sus tres hijos en general. El relato público produjo conmoción y numerosas repercusiones. EL NORTE consultó sobre esta problemática a la psicóloga Fabiana Conti (mat. 15.234).

La profesional de nuestra ciudad precisó en primer término que ‘el abuso sexual infantil es un delito y el acto por el cual un adulto responsable, quien debe velar por la protección y el cuidado de un niño, niña o adolescente, rompe esta responsabilidad y a través de mecanismos de control y de poder, se sirve de ese niño o niña para sus propios fines sexuales’. Y precisó que ‘la ocurrencia en el ámbito de la intrafamiliar es altísima y genera un desconocimiento justamente por el hecho de ese lazo muchas veces de consanguinidad que hace que sea difícil para ese menor entender la ruptura de ese acuerdo tácito de cuidado y queda atrapado en esa situación a través de la manipulación, del temor y el control’. “Por las pautas vinculadas al patriarcado, este es el mecanismo en el cual el padre de familia -vinculado a una mirada adultocéntrica- dispone de los cuerpos de las infancias que son quienes tienen mayores niveles de vulnerabilidad, y ejerce estas violencias”, analizó.

Revelaciones tardías

Consultada sobre el juzgamiento o cuestionamiento social que suele observarse sobre el momento en el que las víctimas pueden contar y denunciar lo que les pasó, explicó: “Resulta difícil entender que sea tan alta la prevalencia de abusos sexuales infantiles intrafamiliares, aproximadamente de un 80/85 por ciento. Se trata de una situación progresiva de cercanía, a diferencia de un abuso sexual ocasional a una persona adulta, al cual asistimos también cotidianamente a través de los medios de comunicación. Implica todo un proceso del entrampamiento y de vulneración basado en el vínculo de confianza que debiera existir. Por este motivo también es tan difícil que se revele en el momento oportuno porque justamente aparece esta manipulación, el temor y todo lo que significa que la persona de confianza rompa el mandato o necesidad de mantener una asimetría en el sentido de protección y utilice esa simetría en torno al poder”.

Y agregó: “Respecto de las denuncias, lo que habilita la posibilidad de revelaciones tardías tienen que ver con que tal vez cuando ocurrieron estos sucesos viven bajo una situación de amenazas, de terror y resulta muy difícil contar con las herramientas para poder revelarlo. Muchas veces se detectan en situaciones escolares a través de una escucha de alguien que esté atento, de una docente, por ejemplo, que pueda darle la palabra a esa niña, niño o adolescente”.

Mandatos de masculinidad

En su exposición, en la que también se refirió a las instancias judiciales infructuosas que atravesó, Aleart manifestó: “Quiero hablarles a los hombres abusados; aprendan de las mujeres, que son tan valientes para denunciar”.

Conti precisó en este sentido que ‘la estadística dice que la mayoría de las víctimas de abuso sexual infantil son niñas, pero también los niños lo son porque lo que hay en común es el nivel de vulnerabilidad’. “En torno a los ideales de masculinidad tradicional o hegemónica, estos sucesos en algunos casos generan vergüenza y temores en relación con los mandatos de masculinidad, pero no se diferencian tanto de la dificultad que le plantea a una niña hacer una revelación de abuso por esta cuestión de la cercanía del lazo en los casos de abuso intrafamiliar y de las consecuencias que tiene una revelación de uso sexual infantil en el marco de una familia. Es un peso demasiado fuerte para un niño o niña darle lugar a esta revelación. También es cierto que el tiempo que permite la revelación está condicionado muchas veces por un mecanismo defensivo que es la disociación. Estos sucesos quedan como ocultos y hay algunos elementos que pueden desencadenar el recuerdo y posibilitar el hecho de revelarlo”, concluyó.