jueves, 28 noviembre, 2024
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Poder femenino venerado y temido en el arte, las creencias y la política

EN CAIXAFORUM MADRID

Una muestra en CaixaForum Madrid reivindica y pone en contexto el protagonismo femenino durante cinco mil años. Imágenes religiosas, míticas, del mundo de lo oculto y también de lo monstruoso dan vida a este impactante trabajo que proviene, en gran parte, del British Museum.

Sphinx (Esfinge), de Niki de Saint Phalle 1983 en resina pintada. WEB

De la Redacción de EL NORTE
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Veneradas y temidas. Es un título poderoso y capaz de sintetizar cinco mil años de representación del universo femenino en todas sus formas, transformaciones y ritos de pasajes. Una exposición en la galería CaixaForum de Madrid pasea por estos siglos en los que las mujeres debieron batallar contra el sometimiento y el olvido, refiere un informe de la Revista Ñ. Una lucha que no deja de tener vigencia cuando los femicidios persisten, las violencias se multiplican y los organismos que trabajan contra estas violaciones a los derechos son desarmados y reducidos a su mínima expresión. Los escenarios varían, pero los retrocesos en materia de derechos adquiridos en este siglo en América y en Europa están bajo amenaza.

El subtítulo de la muestra detalla: El poder femenino en el arte y las creencias. La exposición de 166 obras de arte (154 pertenecen al British Museum) recorren cinco milenios de historia y diversas geografías (desde India o Japón hasta la cultura Yoruba en África). Hay obras, objetos sagrados y esculturas en las que se cruzan retratos, simbolizaciones, deidades y sincretismos religiosos de todo el mundo. El enfoque es histórico, antropológico, religioso y también político. Veneradas y temidas permanecerá en CaixaForum Madrid hasta el 14 de enero, y posteriormente viajará a las sedes de Barcelona, Valencia y Sevilla.

OBRAS QUE CRUZAN FRONTERAS

La exposición está organizada en cinco secciones: “Creación y Naturaleza”, “Pasión y deseo”, “Magia y maldad”, “Justicia y defensa” y “Compasión y salvación”. Al mismo tiempo las obras cruzan fronteras temporales: se juntan obras ancestrales con otras contemporáneas. Aquí vemos diosas, hechiceras, monstruos, demonios, magas, divinidades. Son espíritus, presencias míticas que simbolizan fertilidad, sabiduría, protección, pero también la contracara de la guerra, la violencia y la destrucción.

En la primera sala hay inquietudes sobre el origen. Hay una pareja “creadora”, como el caso de la diosa Nut y el dios Geb en el papiro egipcio del Libro de los muertos. Nut diariamente daba a luz al Sol que viajando sobre su cuerpo llegaba hasta su boca, desapareciendo en el interior (o en el Duat), renaciendo al día siguiente. Allí está presente una pieza moai de la Isla de Pascua donde los creadores se abrazan con tanta fuerza que sus cuerpos se vuelven una sola figura de carácter andrógina.

También se proyecta el video de la artista argentina Ana Álvarez-Errecalde “Resurgir” (2009): una cascada de agua –purificadora– cae sobre ella, es un “eje del mundo que conecta las aguas primordiales con las fuerzas cósmicas”. Homenajea artistas olvidadas, “mujeres ocultas en la tradición occidental, formada en su mayoría por hombres”.

La exposición incluye obras contemporáneas como un videoarte de Marina Abramovic, o de Ana Mendieta y Niki de Saint Phalle, entre otras. Todo convoca a repensar los límites y las retroalimentaciones que ocurren de un lado y otro de las fronteras sexuales. “Porque algunas figuras espirituales son intrínsecamente femeninas, pero hay otras con identidades más complejas que trascienden el género binario”, sostuvo en la inauguración Belinda Crear, del British Museum y curadora de esta exposición, junto con Rosa Martínez, asesora curatorial en la selección de obras contemporáneas.

PODER FEMENINO

El poder femenino se ha vinculado, honrado y temido con el universo de la naturaleza, y las generosidades de los productos que otorgan la tierra y el mar. Pero, como sabemos hoy, la naturaleza no solo recompensa, también castiga y destruye. Y por eso nos encontramos aquí con Pele, la diosa hawaiana de los volcanes: su lava puede arrasar el terreno y luego fortalecerlo para su cosecha futura. También se encuentra Deméter, una de las doce divinidades griegas. Es la patrona de la agricultura y la abundancia, lo que implica tener poder sobre la vida, la muerte y la regeneración. Cuando el dios Hades raptó a su hija Perséfone, Deméter expresó ira y dolor volviendo estéril al invierno hasta que Perséfone fue liberada. Aquí vemos una impresionante estatua de Deméter en mármol de los años 100-200, y también su lápida, del año 370. a. C.

Para bien o para mal, la magia y la maldad han sido asociadas con lo femenino. Hay diosas demoníacas, monstruos femeninos, diablesas y brujas. Es el caso de Medusa, esa figura icónica griega que llevaba serpientes como pelos y era capaz de convertir en piedra a quien la mirase. Medusa fue violada por Neptuno en el templo de Minerva, quien dirigió su ira contra Medusa y la convirtió en un monstruo. En la muestra, su temible presencia es una cabeza de terracota del año 500 a. C., su cabellera transformada en serpientes, su arma y condena.

Entre las guerreras se destacan la diosa india Kali y la egipcia Sekhmet. También Inanna, diosa mesopotámica del cielo adorada hace seis mil años en el Irak actual. También fue conocida como Ishtar por los babilonios y asirios, y su culto se extendió por Oriente Medio y el Mediterráneo. Aquí ocupa un lugar central e imponente un relieve en arcilla del año 1750 a. C, de pie sobre el lomo de dos leones. Muy cerca se encuentra Astarté, la diosa fenicia de la guerra, la pasión. Y corona la sala una monumental estatua en mármol de Afrodita, la diosa de la pasión sexual para los griegos, conocida como Venus por los romanos.

DIOSAS MADRES PROTECTORAS

No faltan las representaciones de mujeres míticas compasivas, las diosas madres protectoras. Desde Isis, la gran diosa-madre egipcia, asociada al cuidado o la protección, hasta la Virgen María en la cultura católica o a Guayin en el budismo. Una esfinge contemporánea, obra de Niki de Saint Phalle -de 1983- en resina pintada cambia el registro de la muestra, la vuelve pop. Es una esfinge en un cuerpo híbrido, sensual, expansivo, hedonista. Forma parte del “Jardín de Tarot” que erigió en la Toscana. En tamaño real, es una obra habitable que, gracias a su volumen, permitió construir una habitación en uno de los pechos, en el otro la cocina, y en el espacio central el estudio de la artista estadounidense que murió en 2002.