jueves, 28 noviembre, 2024
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LAS MUJERES OCUPAN LA MITAD DE LOS CARGOS EN LA JUSTICIA Y APENAS 25% DE LOS MÁS ALTOS

INFORME DE LA ONG FUNDAR

Las mujeres representan más de la mitad de los funcionarios de la justicia argentina, pero ocupan apenas el 25% de los cargos de mayor jerarquía y el 23% de los concursos para ser juez, debido a “barreras invisibles” que las desalientan a competir, aseguró un estudio.

De la Redacción de EL NORTE
diarias@diarioelnorte.com.ar

Las mujeres representan el 54% del sistema de justicia argentino, sin embargo sólo ocupan un cuarto de los cargos jerárquicos y de los concursos para liderar juzgados, lo cual evidencia un “techo de cristal” en la Justicia argentina. “La evidencia empírica nos permitió determinar que existe una primera gran barrera: la inscripción. De las personas que concursan, sólo un 23% son mujeres. Sin embargo, una vez que se presentan, avanzan con mejores resultados que los varones y el porcentaje de participación femenina va aumentando en cada paso”, explicaron desde Fundar.

La ONG analizó una base de datos a partir de la información de los concursos convocados desde 1999 hasta 2018, donde se tomó en cuenta la información de los y las 3.963 postulantes a los 104 concursos realizados para los 226 cargos de camarista.

UNA PRIMERA BARRERA: LA INSCRIPCIÓN

“Si miramos la composición de género del sistema de justicia argentino encontramos que las mujeres representan más de la mitad de la población judicial. Son el 54% del total del personal, el 58% del equipo administrativo y el 56% del funcionariado, pero apenas el 25% de los cargos más altos, de ministros/as, procuradores/as generales y defensores/as generales. Esta situación prácticamente no ha variado en los últimos 20 años”, advirtieron.

“La evidencia empírica nos permitió determinar que existe una primera gran barrera: la inscripción. De las personas que concursan, sólo un 23% son mujeres. Sin embargo, una vez que se presentan, avanzan con mejores resultados que los varones y el porcentaje de participación femenina va aumentando en cada paso”, indicaron desde la ONG.

Para argumentar esta subrepresentación de mujeres en los cargos de la Justicia, el estudio afirma que los concursos “fueron diseñados con la experiencia masculina en mente y son ciegos a las situaciones que enfrentan las mujeres” ya que sobrevaloran la producción jurídica, es decir, escribir libros o artículos, por sobre la idoneidad y la capacidad en la resoluciones judiciales.

BARRERAS Y PUNTAJE

“Creo que hay que ponerle ojo a la manera en la que se diseñan los concursos, porque muchas veces están basados en estándares pensados en hombres. Por ejemplo, parece un criterio objetivo pensar en número de publicaciones, pero a veces las mujeres, debido a la maternidad, no pudimos publicar. En apariencia son objetivos, pero no hacen lo suficiente para considerar la situación de las mujeres”, expone el informe en el testimonio de una postulante a jueza en 2022.

Para abordar el problema del “techo de cristal” en el Poder Judicial, desde Fundar aseguraron que “no puede pensarse de forma aislada, sino que está relacionado con la tensión entre la vida familiar y la laboral”, y explicaron que a las barreras sociales también se le suman las barreras autoimpuestas en las mujeres.

Por ello, el trabajo recomienda en los procesos de selección “promover modificaciones reglamentarias que contemplen las distintas barreras sociales y culturales con las que las mujeres se enfrentan en la evaluación de sus antecedentes” y “establecer -a medida generen vacantes- un cupo de género que garantice la equiparación en la integración de las cámaras entre varones y mujeres”.

También se aconseja “dar mayor peso relativo en el puntaje final a los exámenes de oposición que a los antecedentes, pues está constatado que las personas jóvenes y las mujeres rinden, en promedio, mejores exámenes” y “generar evidencia empírica constante y actualizada para monitorear los datos y evaluar si se modifican o no con el tiempo los números de mujeres inscriptas a los concursos”.

Por último, se propone “impulsar campañas de comunicación para incentivar a las mujeres a presentarse a los concursos” y “diseñar una política presupuestaria de concursos con perspectiva de género, destinando recursos específicos a su planificación, desarrollo y evaluación”.