LAS BATALLAS DEL NUEVO PERIODISMO

CRÓNICAS DE LA CUARENTENA

Con canales nacionales que desdibujan seudonoticias y extrañamente se acuerdan de San Nicolás a cada rato, personajes de dudosa reputación que son elevados cual mitos novelescos y las continuas chicanas que oscurecen las redes sociales, mañana se celebrará un Día del Periodista muy especial, donde lo que menos habrá serán festejos, pero sí un llamado a replantearse lo que estamos haciendo con tan noble profesión, que algún prócer habrá soñado como la voz del pueblo y hoy es un campo de batalla donde pocos pueden levantar la bandera de la objetividad y actuar con profesionalismo.

Germán Rodríguez
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

Hoy más y peor que nunca la noble profesión del periodista queda en la mira de los intereses políticos y económicos que siempre existieron, pero, al igual que lo hacen los colegas deportivos, empezaron a contar de qué club son hinchas. San Nicolás está en el terremoto político de las legislativas, e increíblemente es monitoreada de cerca por canales de televisión nacionales partidarios, que si no están creando noticias, se acuerdan de Passaglia mostrando una postura llamativamente crítica. Pongámosle, como aventurando una supuesta hipótesis, que para que ese tipo de canales se acuerden de una ciudad del interior de la provincia a la que siempre les chupó un huevo, habría que pagar una importante suma de dinero; ojo, esto siempre en el marco de un tren especulativo y en un juego de supuestos, no queremos creer en semejante canallada, pero… ¿Quién sería el de San Nicolás que está poniendo tanta guita para que ataquen la gestión actual?, ¿A quién le conviene ensuciar tan abiertamente?, ¿A quién le vendría bien? Pucha, se pone difícil celebrar así un día cuando las guerras más abiertas se dan entre los propios colegas de los medios.

¿Qué se calla y qué se hace saber de las informaciones? Y lo más intrincado aún es el dilucidar ¿qué se dice en honor a la supuesta verdad, que no deja de ser -como dice Nietzsche- una interpretación parcial de los hechos, y qué es lo que se hace solo por la corona?

Cada mundo

La búsqueda de la objetividad es un viaje imposible que choca contra las subjetividades propias de cada informador y de los intereses de cada medio. El periodismo, esta noble profesión que eligen los súper héroes, basándonos en que Superman en su alter ego es periodista y el Hombre Araña es fotógrafo de un periódico, tienen una responsabilidad importante con la información, que generalmente se pierde y desdibuja, en una marea de noticias que encuentra muchos ámbitos para desarrollarse. Hoy con tantas páginas web que se autoproclaman informativas, de las cuales muchas realmente lo son, una noticia tiene tantos puntos de vista como informantes la desarrollen y es muy difícil escapar de la impronta propia de cada comunicador a la hora de darla. 

Un ejemplo es el episodio de la parrillada que se llevó a cabo en la vereda del teatro, lo cual fue contado desde diversas aristas, que iban desde una novedad pintoresca, hasta un crimen contra la salud pública. Todo desde puntos de vista heterogéneos y hasta visiones particulares de la vida (no podemos determinar cuántas veces se cayó de bebe y se golpeó la cabeza un informador). Por supuesto se tejieron teorías conspirativas de cercanías y lejanías del poder, porque el hombre en muchos casos entiende que como dice Foucault hay poder en todas las relaciones cotidianas. Lo que puede ser cierto, pero no tan paranoicamente y depende de diversos atenuantes. Si a esto le sumamos la participación del lector en los comentarios, que se ven siempre cargados de definiciones tajantes que trastabillan desde el agravio directo hasta la veneración más taxativa, pasando por un rollo de emociones que nos muestran en un momento particular de nuestra historia, podemos decir que nos descubrimos muy jodidos.

¿Entonces?

¿Qué rescatamos entonces en una celebración del Día del Periodista como la de mañana? Fidelidad a uno, simplemente eso. Es imposible escapar a las subjetividades que nos forjaron como personas y que nos dejaron una mirada particular del mundo, como tiene cada uno de aquellos que nacen y mueren absurdamente en este planeta, y un periodista no puede ser la excepción. El compromiso del informador entonces tiene que ser el de ser fieles a esa visión y que no vengan intereses externos que nos hagan cambiarla, que si tal suceso es como lo vimos y lo vivimos, por más que vaya en contra de lo que sentimos y pensamos debemos reflejarlo tal cual creemos que es, tal cual nuestra percepción nos lo haya mostrado. Al primero que no debemos mentirle al momento de dar una información es a nosotros mismos. Después podemos equivocarnos o tener una visión distinta del otro, pero lo que no podemos tener es intereses comprados.

El Día del Periodista debe ser para aquellos que son fieles a lo que informan y se niegan a publicar lo que está en contra de lo que entienden como verdad (aunque como ya dijimos, la misma sea solo una entelequia).

A los colegas de verdad ¡salud!