miércoles, 27 noviembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

Hallazgos claves sobre brecha digital y personas LGBTI

ENFOQUE DE GÉNERO CON ANÁLISIS DE DIVERSAS VARIABLES

“Acceder a la conexión: cerrando la brecha digital de las comunidades LGBTI” es una investigación de ILGA Mundo y The Engine Room. Un análisis de cómo la desigualdad y la identidad atraviesa el acceso a la tecnología. ‘Qué cambiar para lograr una internet para todes’, responde un informe de la agencia Presentes.

De la Redacción de EL NORTE
diarias@diarioelnorte.com.ar

Se habla poco de la brecha digital: cómo las nuevas tecnologías están atravesadas por desigualdades de todo tipo. Y menos aún se habla de cómo esa brecha afecta a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI). Una investigación pionera decidió ocuparse del tema, impulsada por ILGA Mundo, quien presentó el resultado de la investigación a nivel mundial. “Acceder a la conexión: cerrando la brecha digital de las comunidades LGBTI” en el mundo es el nombre de la publicación escrita por Olivia Johnson y Jeff Deutch, de The Engine Room. Se trata de una organización sin fines de lucro que se dedica a apoyar el uso de tecnología en la sociedad civil y que realizó este trabajo a pedido de ILGA Mundo. Contó con la edición Daniele Paletta (gerente de Comunicaciones de ILGA Mundo, trabaja en el área de medios y comunicación en ILGA Mundo) junto con Helen Kilbey (The Engine Room).

Se trata de un análisis que desde las lentes de la interseccionalidad pone el foco en personas LGBTI, y analiza el acceso a Internet en diferentes regiones del planeta aplicando un enfoque de género y cruzando variables como raza, estatus migratorio, regiones geográficas, contextos urbano-rurales, diversidad cultural y discapacidad.

«Las personas LGBTI han encontrado que el espacio en línea es revolucionario. Ha ayudado a crear comunidad, a liderar movimientos y proporcionar herramientas para hacerse oír, incluso en entornos muy hostiles», explicó Daniele Paletta en la presentación del informe. «Sin embargo –agrega– estas posibilidades no están al alcance de todas las personas por igual. Hasta la fecha, 2600 millones de personas en todo el mundo permanecen desconectadas. Para el resto de la población mundial, el acceso a los recursos digitales depende de la superación de barreras basadas en aspectos interseccionales de sus identidades.

Dificultad de acceso

La investigación recoge historias que cuentan las diversas posibilidades en que personas LGBTI acceden a conectarse. En unos de sus capítulos el informe reporta cómo cuesta conectarse a Internet en diferentes regiones y bajo diferentes formas. Pero a través de datos y relatos de defensores de DD. HH., analiza cómo se conjuga eso con otras condiciones que, en el caso de las identidades LGBTI, también modelan y/o dificultan ese acceso. Por ejemplo, la situación económica de quienes no pueden acceder a un empleo por razones vinculadas a su identidad de género u orientación sexual, el estigma social, las legislaciones hostiles, el acoso y la persecución. El informe resalta que las dificultades se potencian en el caso de personas LGBTI que conviven con alguna discapacidad, a causa de la falta de prácticas de diseño pensadas desde la inclusión.

Los filtros de contenido LGBT, la preponderancia de unos idiomas sobre otros, todo eso “dificulta enormemente que nuestras comunidades utilicen plenamente los sitios, accedan a la información y la usen para defender sus derechos”, señalaron desde ILGA Mundo en la presentación del informe.

“La conectividad nos transformó”

«La conectividad en línea ha transformado nuestro trabajo como organizaciones LGBTI y nuestra presencia como individuos», dijo Julia Ehrt, directora ejecutiva de ILGA Mundo. Y advirtió: «Pero también crea un círculo vicioso: aquellas personas que son más vulnerables y están más desfavorecidas económicamente son también las más difíciles de alcanzar y apoyar. Son las más afectadas por los perjuicios de la censura, el bloqueo y el acoso en línea. Esto las priva de oportunidades cruciales para defender sus derechos y construir una comunidad». Desde ILGA destacan que a pesar de los desafíos que supone la conectividad, “las organizaciones de base LGBTI siguen poniendo en práctica ingeniosas formas de servir a sus comunidades, incluidas las menos conectadas”.

Entre los hallazgos clave de la investigación se consigna:

-Internet es fundamental para las organizaciones LGBTI (recaudación de fondos, solidaridad, etc.)

-Las barreras financieras se traducen en falta de acceso a la tecnología y a la conectividad a Internet.

-La inclusión de la discapacidad y accesibilidad digital debe ser mayor.

-Es necesario abordar la violencia y el acoso en línea que sufren las personas LGBTI.

-Las barreras sociales y legales limitan la expresión plena de las personas LGBTI en línea. La legislación que criminaliza y vigila a las comunidades LGBTI impide que las personas disfruten plenamente de las muchas ventajas que ofrece la Internet.

Qué debe cambiar

La investigación también hace una serie de recomendaciones acerca de qué debe cambiar para un mundo sin brecha digital. Sugiere:

-Aumentar la cooperación entre movimientos y fronteras.

-Mejorar las experiencias virtuales con educación y concientización.

-Las reformas legales son claves en el abordaje de la brecha digital de las personas LGBTI. Y enfatiza: es prioritario proteger las vidas de personas LGBTI para reducir la brecha digital.

-Reforzar el acceso a Internet requiere de mayor apoyo y financiamiento.

América Latina y la conectividad

En el segundo capítulo, ‘Acceder a la conexión’ se ocupa del acceso a la tecnología y la conectividad a internet en diferentes regiones. “Entre las principales barreras enumeradas por les miembres de las oficinas de ILGA y les entrevistades figuran el acceso limitado a smartphones, computadoras y dispositivos digitales debido a dificultades financieras. A nivel organizacional, tanto las organizaciones LGBTI como aquellas que representan o trabajan con personas LGBTI suelen tener profundas carencias de financiación”, dice el reporte.

Sobre la situación específica de Latinoamérica y el Caribe, destaca: “Si bien los precios del servicio han disminuido en los últimos años, la desigualdad de ingresos, sumada a los impuestos asociados al servicio de internet (sobre todo en Ecuador y Argentina), hacen que muchas personas no puedan afrontarlos. La baja calidad del servicio, los apagones eléctricos y los elevados cargos por servicio son obstáculos adicionales que se suman al nivel de frustración que genera el factor precio”.

Discapacidad

En otro de sus capítulos, ‘Acceder a la conexión’ se dedica exclusivamente al cruce entre LGBTI, discapacidad y accesibilidad digital. “Una dimensión importante de la accesibilidad digital es reconocer que internet no fue creada ni diseñada para todo el mundo. El acceso y el contenido son limitados, sobre todo para las personas LGBTI que viven con alguna discapacidad. Las personas con discapacidad, además, tienen más probabilidades de enfrentarse a dificultades económicas y de acceso en lo que a conectividad se refiere”, explica.

Discriminación digital y acoso

Más adelante, en la sección que se ocupa de ‘Violencia y acoso digital’, especialistas afirman que “el acoso y la discriminación digitales constantes son factores clave que impiden que las personas LGBTI se conecten e impactan en sus experiencias cotidianas. Temer por la seguridad en línea es un factor clave en la brecha de uso de datos móviles que puede llegar a influir, en algunos casos, tanto como el precio y la asequibilidad. En Guatemala, la seguridad y la protección son el factor principal por el cual los hombres y las mujeres no utilizan internet (cuando pueden acceder); en México, las mujeres sostienen lo mismo. Las mujeres cis y trans, las personas no binarias, de género diverso e intersex enfrentan una mayor exposición a la violencia y el acoso digitales. A su vez, esta situación se agrava por factores como la misoginia negra y las formas racializadas de violencia”.

La investigación incluye un apartado sobre las barreras sociales y legales a personas LGBTI. Y concluye con una serie de recomendaciones y casos de éxito.