miércoles, 27 noviembre, 2024
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Explican el impacto de la música triste en la mente

CIENCIA

Una nueva investigación detalla cómo las melodías melancólicas pueden amplificar sentimientos profundos y generar empatía y conexiones entre las personas, de modo similar a una conversación íntima.

Ilustración Web

Según una nueva investigación del filósofo y psicólogo experimental de la Universidad de Yale, doctor Joshua Knobe, publicado en The Journal of Aesthetic Education, la gente no escucha canciones tristes para caer en ese sentimiento, sino que es porque este tipo de música permite generar una conexión especial con la persona.

Un estudio analizó 6150 canciones del Billboard Hot 100 y encontró un cambio significativo hacia sentimientos más negativos en las letras a lo largo de los años. Para llegar a esta conclusión, Knobe y equipo dividieron su experimento en dos partes. En la primera, pidieron a una muestra de 400 participantes que calificara como “buena” o “mala” una serie de canciones. Para sorpresa de los investigadores, música que no era de la mejor calidad, pero que expresaba sentimientos profundos, obtuvo una gran recepción por parte de los participantes. Esto ya había sido demostrado en otras ocasiones.

“Los resultados muestran que la ira, el asco, el miedo, la tristeza y la conciencia han aumentado significativamente, mientras que la alegría, la confianza y la apertura expresadas en las letras de las canciones pop han disminuido”, notaron los investigadores.

La música melancólica puede profundizar dolor o generar melancolía, pero en muchos casos, produce placer y consuelo en los oyentes, explican los expertos.

De acuerdo al estudio de Knobe “no es el sentimiento de tristeza lo que importa en la canción, sino su capacidad para crear una conexión”. La música más melancólica tendría un mayor poder para conectar a las personas y eso es lo que las hace tan atractivas. En este sentido, la música se asemeja a una conversación entre dos personas, dijeron los investigadores.

Esto se comprobó en la segunda parte del estudio, donde se pidió a otros 450 participantes distintos que valorasen la conexión que sentían en una charla hipotética.

Por ejemplo: “Una persona conocida le está contando sobre su semana y expresa sentimientos de tristeza”. En general, los participantes tendían a calificar como más deseables las conversaciones que versaban sobre sentimientos profundos, como el dolor de perder a alguien. Del mismo modo se comporta la música, como un diálogo entre dos personas, sostuvieron los especialistas. Así, los estudios revelan que la música melancólica puede causar una activación hormonal que consuela al oyente.

Placer y hormonas

La atracción por este tipo de música más melancólica fue estudiada también hace más de una década, por la European Society for the Cognitive Sciences of Music, que explicó en un estudio que las melodías tristes gustan porque provocan placer y que en ese placer juegan un papel importante las hormonas prolactina y oxitocina.

Los niveles de la hormona prolactina aumentan cuando se está triste, lo que produce un efecto psicológico consolador. Los investigadores argumentan que, de la misma forma, una canción triste lo que estaría haciendo es “engañar” al cerebro. La conexión de la que habla el trabajo activaría falsamente este mecanismo hormonal.

Esto ocurriría siempre y cuando la persona tenga empatía, lo que produciría una respuesta hormonal de liberación de oxitocina y prolactina. Una investigación liderada por Tuomas Eerola, profesor de Cognición Musical en la Universidad de Durham y publicada en Frontiers in Psychology, profundizó sobre el tema.

“Las personas sensibles y dispuestas a empatizar con la desgracia de otras personas, en este caso representada por la música triste, de alguna manera se ven recompensadas durante el proceso”, explicaba el autor en un artículo en The Conversation.

También es posible que el efecto sea principalmente psicológico, argumentó. “Aquellos que se permiten sumergirse emocionalmente en la música triste simplemente están ejercitando todo su repertorio emocional de una manera que es gratificante en sí misma. La capacidad de comprender las emociones de los demás es crucial para navegar por el mundo social en el que vivimos y, por lo tanto, es probable que ejercitar esa capacidad sea gratificante, debido a su importancia evolutiva”, concluyó el autor de ese estudio.