jueves, 28 noviembre, 2024
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Edición N°

Esta semana se recuerda a las Mujeres Migrantes

EN HOMENAJE A MARCELINA MENESES Y SU HIJO JOSHUA

La Ley 4.409, sancionada en diciembre de 2012 por la Legislatura porteña, estableció la efeméride, con el objetivo de poner en agenda pública, visibilizar y concientizar sobre los crímenes de odio, la discriminación, la violencia y la xenofobia. “Hoy levantamos un grito de bronca por Marcelina y por cada mujer y hermana migrante asesinada, torturada, discriminada, insultada, menospreciada. La xenofobia mata”, marcaron desde el Observatorio ´Ahora que sí nos ven´.

ILUSTRACIÓN WEB.

De la Redacción de EL NORTE
diarias@diarioelnorte.com.ar

Enero contiene como efeméride el Día de las Mujeres Migrantes (10), establecido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2012, como recordatorio de la violencia xenófoba sufrida por Marcelina Meneses y su hijo Joshua, que cobró la vida de ambos en 2001.

El Observatorio de las violencias de género ´Ahora que sí nos ven´ publicó: “´Boliviana de mierda, ¿No mirás cuando caminás?´, ´Estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos´. ´¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo!´. Frases como estas se escucharon a manera de catarata xenófoba ese caluroso 10 de enero de 2001 en la estación de Avellaneda, lugar donde ocurrió el crimen de Marcelina Meneses y su hijo Joshua. Marcelina tenía 31 años y hacía cinco que estaba en Argentina. Trabajaba como repositora en un supermercado. Era mamá de Jimena, Jonathan David y Joshua de 10 meses, a quien llevaba en brazos esa mañana. Marcelina subió al tren cargada con bolsas y al rozar a un hombre, éste la insultó, desatando una cantidad de insultos xenófobos por parte del resto de les pasajeres. Minutos después, Marcelina y su bebé fueron empujados del tren y asesinades. Estos tiempos de crisis, de retrocesos y sensaciones de desazón e incertidumbre, son el principal caldo de cultivo para que afloren y circulen con cierta legitimidad política y social discursos antiderechos, de odio y de discriminación. Medios de comunicación, fuerzas de seguridad, funcionaries que tienen responsabilidad pública y en todos los niveles estatales, propagan y fomentan la xenofobia todos los días, en todo momento, una y otra vez, calando hondo en sentidos sociales. Esos imaginarios se reproducen, generando o acelerando odios y discursos discriminatorios que se toman como ´verdades´ absolutas y que pueden tener sus correlatos en, por ejemplo, crímenes como el de Marcelina. Después de más de dos décadas, el asesinato de ella y su bebé sigue impune. Hoy levantamos un grito de bronca por Marcelina y por cada mujer y hermana migrante asesinada, torturada, discriminada, insultada, menospreciada. La xenofobia mata”.

FEMINIZACIÓN, VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN

Hasta la década de los ´80, las migraciones eran un fenómeno típicamente masculino. Actualmente, las mujeres constituyen casi la mitad de todas las personas migrantes internacionales a escala mundial (281 millones de migrantes – OIM). Migrar implica riesgos específicos y mundialmente se observa que en paralelo a esta “feminización de las migraciones”, hay un creciente empeoramiento de la situación de las trabajadoras migrantes y su inmersión en situaciones de explotación, discriminación y violencia específicas por su género.

Según datos de la Encuesta Nacional Migrante de Argentina ENMA (2020) se refiere en relación con el género que las mujeres migrantes han sufrido en mayor medida (71 %) situaciones de discriminación, en comparación con los varones encuestados (59 %). Las migrantes encuestadas más jóvenes, de 18 a 34 años, indicaron en mayor proporción (38 %) haber sido víctimas de violencia de género que sus pares mayores, presentándose una gran diferencia entre éstas y las mujeres de más de 55 años, para quienes la proporción desciende al 22 %. La discriminación se encuentra asociada también a rasgos fenotípicos, como lo indica la incidencia étnica: la discriminación es mayor en colectivos de ascendencia asiática (86 %), africana (83 %) u originaria amerindia (76 %), que entre quienes no se reconocen en ninguna de las anteriores categorías (66 %).

Teniendo en cuenta los espacios donde se experimentaron las situaciones de discriminación, se relevaron “en la calle” (37 %), “en los medios de comunicación” (29 %), “en el trabajo” (29 %), “cuando realizo trámites en alguna oficina del Estado” (26 %) y “en grupos sociales” (24 %).

LEY DE MIGRACIONES

Además de las normas internacionales que garantizan los derechos de las personas migrantes, en nuestro país se encuentra vigente la Ley de Migraciones N°25.871, sancionada en 2003.

Esta ley reafirma que el derecho a la migración es esencial e inalienable de la persona y la República Argentina lo garantiza sobre la base de los principios de igualdad y universalidad (art. 4). A su vez, establece que el Estado asegurará las condiciones que garanticen una efectiva igualdad de trato a fin de que las personas migrantes puedan gozar de sus derechos y cumplir con sus obligaciones (art. 5). Por su parte, dice que en todas sus jurisdicciones se asegurará el acceso igualitario de las personas migrantes y sus familias en las mismas condiciones de protección, amparo y derechos de los que gozan las nacionales, en particular lo referido a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social (art.6).

Tras el DNU 70/2023, la población migrante se manifestó en estado alerta.

DIFICULTADES Y BARRERAS PARA ACCESO A DERECHOS

“La fecha nos conduce a reflexionar que, aún hoy, las mujeres migrantes encuentran más dificultades y barreras para el acceso a sus derechos que las nacionales. Esto se evidencia en la mayor precariedad laboral y de ingresos, incluyendo dobles o triples jornadas laborales; en las desiguales cargas en las tareas de cuidados; en las restricciones en el acceso a mecanismos de protección y seguridad social, entre muchos otros”, manifestó a la agencia Télam Gabriela Fernández, jefa de la Oficina de la Organización Internacional para las Migraciones-OIM Argentina.

Según el último estudio publicado por el organismo, donde se releva que la recuperación de empleos por parte de las mujeres migrantes en la pospandemia, llevó a superar los niveles previos a 2020 para la misma población, pero incorporando niveles inéditos de precariedad, en especial en el trabajo en casas particulares, que ha consolidado un panorama con insuficiencia de ingresos y sostenida informalidad. (OIM, 2023: 54)

El sometimiento a violencias, el más extremo de los casos en los que se reflejan las inequidades estructurales por género, se evidencia en estadísticas tan alarmantes como que un tercio de los homicidios dolosos contra mujeres entre 2015 y 2021 en la Ciudad de Buenos Aires tuvieron por víctimas a mujeres migrantes (UFEM, 2023).

ROL CENTRAL EN NUESTRAS SOCIEDADES

“Las desigualdades que las mujeres vivencian, particularmente aquellas que transitan procesos migratorios, son evidentes. La violencia es urgente y las respuestas no deben esperar. Sin embargo, cometeríamos una injusticia adicional si en este contexto de conmemoración no nos detuviéramos también para reconocer y valorar el rol central que las mujeres migrantes ejercen en nuestras sociedades, y los aportes significativos que generan para las sociedades receptoras, así como también para sus sociedades de origen y tránsito. Son múltiples y contundentes los aspectos en los que las mujeres migrantes cumplen un rol esencial en las comunidades receptoras, como la transmisión de saberes y conocimientos, a través de las trayectorias recorridas, evidenciado por ejemplo en el mundo de la academia, la investigación y la cultura. El rol emprendedor y de desarrollo de negocios y empresas es un factor dinamizador de la economía que ve a las mujeres migrantes como protagonistas insoslayables, asumiendo roles de liderazgo que en muchos casos representan las fuentes principales o únicas de ingresos para sus hogares, permitiendo también contribuir con las economías de sus familias o redes vinculares en otros países, mediante el envío de remesas”, reconoció Fernández.

Y concluyó: “Solo mediante la reducción de las múltiples brechas que aún persisten y el fin de la violencia por motivos de género y la xenofobia, las mujeres podrán vivir una vida plena, ejerciendo sus derechos y expresando todo su potencial”.