miércoles, 27 noviembre, 2024
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Cómo es el innovador método de alimentación infantil guiada por el bebé

SALUD Y CRIANZA

El método Baby led weaning propone que, al comenzar con alimentos complementarios, el niño de manera autónoma se lleve porciones de comida a la boca. Qué dicen sus defensores y detractores y cuál es la evidencia científica hasta el momento.

La traducción del BLW al español podría ser “alimentación complementaria dirigida por el bebé”.

El método Baby Led Weaning (BLW) es una tendencia relativamente reciente que apareció por primera vez en 2008, en Inglaterra, de la mano de una enfermera especializada en pediatría y nutrición, que en su práctica médica observó que los niños no necesitaban alimentarse en un proceso escalonado, desde el puré, pasando por el semisólido, el pisado hasta llegar al cortado.

La traducción al español del método ideado por Gill Rapley podría ser “alimentación complementaria dirigida por el bebé”.

En su filosofía, el BLW busca favorecer la autonomía del bebé y su adaptación a las comidas con toda la familia, además de disminuir el riesgo de sobrealimentación y obesidad futuros, a raíz de que el niño pueda ser consciente y controlar mejor su sensación de saciedad.

“En el método BLW la alimentación es guiada por el niño. Si se leen estrictamente los conceptos por los cuales se empiezan a introducir alimentos, se dice que el niño puede iniciar su alimentación complementaria cuando está listo mientras mantiene la lactancia materna o la fórmula y acompaña hasta el destete ese tipo de alimentación”. Así explicó la médica pediatra, especialista en Nutrición y secretaria del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), Amal Hassam (MP 5.645), quien señaló que “desde la SAP y también la Organización Mundial de la Salud (OMS) se sugiere que se debe comenzar la alimentación complementaria progresando la consistencia de los alimentos”.

¿Cuál es la diferencia entre el BLW y la papilla?

Consultada al respecto por este medio, la médica y directora de la Escuela Argentina de BLW, Naida Porreca (MP 18.929) sostuvo que “según la evidencia que existe, no hay diferencia en cuanto a la forma en la que se ofrecen las primeras comidas siempre y cuando —y esto es una salvedad que es importante hacer— si se ofrecen trozos de alimentos para que el bebé tome con sus manos y los coma por sí mismo sean de un tamaño adecuado para que puedan sobresalir de su mano y comer el extremo que sobresale y de una consistencia adecuada para que pueda ser aplastado, básicamente hecho puré, apenas entra en la boca y no tenga riesgo de que algún trozo duro pueda atragantarlo”.

“Y por otro lado, si se eligen papillas, hay que empezar a dejar de pensar las papillas como algo casi líquido —mixeado—, sino pensarlas como un puré con consistencia para que el bebé pueda autoadministrárselo, ya sea con sus manos o montado en una cuchara por el adulto pudiendo regular su alimentación y teniendo que hacer movimientos masticatorios —entre comillas— para poder deglutir ese puré”, amplió.

Según ella, “en esas condiciones, los primeros dos meses, daría lo mismo el tipo de método por el que se decide alimentar a un bebé porque en realidad alrededor de los nueve meses ya todo bebé, haya comenzado con purés o con trozos de comida, debería estar masticando trocitos de comida y esto no lo dice el BLW, lo dice la OMS ya desde 2001″.

Evidencia científica 

Más que una moda, el BLW propone una manera diferente de relacionarse con la comida. Y como todo lo “novedoso” y diferente, puede presentar oposición en un primer momento. Máxime cuando se trata de una práctica que supone modificar algo que parecía aceptado y seguro para el desarrollo de niños pequeños.

Sin embargo, existe ya alguna certidumbre provista por la ciencia respecto de este método de alimentación complementaria que supone todo un desafío tanto para las familias como para los médicos.

En ese sentido, según una revisión de la Asociación Italiana de Pediatría, el BLW podría permitir un mejor aprendizaje temprano sobre las capacidades saciantes de los alimentos y, por lo tanto, permitir una mejor respuesta a la saciedad.

Al respecto, la referente de la Escuela Argentina de BLW, quien dirige ese espacio junto con la pediatra Sabrina Critzman, destacó que “hay que entender que lo que subyace a este método es básicamente lo que se llama alimentación perceptiva, que no es ninguna novedad, ya que lo plantea la OMS desde 2001, lo volvió a plantear en 2010 en documentos publicados para profesionales e hizo lo propio en su último consenso de 2023 en el que sugiere que la alimentación complementaria debe estar basada en esta filosofía en donde se respetan las señales de hambre y saciedad del bebé”.