miércoles, 27 noviembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

LA MARCHA QUE TODOS APOYARON PERO QUE NADIE ENTENDIÓ

CRÓNICAS DE LA TIERRA MEDIA

La consigna hablaba de una reforma en la Corte Suprema y tenía mucha letra chica. Los autos a bocinazos y con carteles recorrieron el centro y la gente acompañó la protesta con aplausos y gritos. Todos reclamaban, pero cada uno lo hacía por lo que le afectaba, desde andate Alberto, andate Mauricio, andate Manuel, andate FMI, andate estereotipos de belleza predeterminados por el consumismo posmoderno y todo aquello protestable.

Germán Rodríguez
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

El 1F, nombre fantástico para una batalla épica, fue el llamador para una marcha convocada, desde adherentes oficialistas, contra la Corte Suprema de Justicia y sus magistrados. Acá en San Nicolás la convocatoria arrancó desde la plaza Belgrano y recorrió el centro a puro bocinazo y carteles de ciudadanos indignados. Tres días después, una contramarcha de 4F opositora volvió a sumar voces de reclamos en un debate de cortes y política partidista.

En este asunto del Poder Judicial, al que siempre interfiere el poder político, existen tantas variables e intereses encontrados que la verdad se disfraza como marido cuando sale del telo.

La pura verdad, aquello que suena inasible y digno de diversas interpretaciones, es que el nicoleño de pie, en su mayoría, no entendía bien de qué se trataba el asunto y sumidos en maremoto de inconformidad existencial, toda protesta que no corte la calle y medianamente no hinche las pelotas es alentada, así no se sepa muy bien de qué se trata.



La cuestión es que a medida que avanzaban los manifestantes la gente acompañaba y pedía desde la destitución de Alberto, reclamaban que Mauricio se haga cargo de la deuda externa, que Sergio Berni deje de andar corriendo con una escopeta y que pegue un tiro alguna vez aunque sea para hacer ruido, que la inflación se corte, que los humanos puedan volver a vivir en el edén y los leones coman de su mano o algo así, que el municipio distribuya la fórmula de la felicidad, que la oposición consiga la receta, y así sucesivamente.

Bastas

Un hombre de porte grande vociferó ante los bocinazos “basta de estética hegemónica, de parámetros de belleza establecidos por los medios, donde preponderan modelos de cuerpos inalcanzables que solo producen frustración y angustia. Quiero comer tranquilo un plato de pastas sin que me señalen”, dijo aplaudiendo a los manifestantes que con los bocinazos no se escuchaban.

Un muchacho desgarbado también se sumó: “No al pago al FMI, porque con ese dinero Estados Unidos va a invadir Ucrania y Rusia y ya de por sí no sé dónde queda ese país, que no creo que juegue el Mundial”.



Una mujer saliendo del supermercado también se expresó: “Es verdad, basta de inflación, basta de sobreprecios, basta de no saber cuándo llueve, basta de pasar del calor al frío sin punto intermedio. Señor Passaglia, haga algo, uno no sabe cómo salir vestido”.

A lo que un hombre agregó: “Basta de decirle suprema a la milanesa de pollo, eso genera confusiones. Qué necesidad de inventarle cosas. Y me pregunto… ¿corte suprema es algún tipo de corte especial del pollo?”.

Prejuiciosos

Con un cartel pintado a los apurones que decía “basta” el flaquito no quiso perderse la oportunidad y en medio de la caravana dijo: “Basta, sí, basta, detengamos el planeta este que gira sin parar y nos marea. Basta de globalizar las consignas, detengamos esta especulación de la manipulación mediática, dejemos que el pueblo opine por sí mismo y que, de paso, se dé cuenta de que el pueblo es una entelequia que no existe, una falacia sin representatividad, millones de universos que chocan y estallan, pero que no conforman nada y su nombre se usa para arrearnos cual ganado. Basta de marchar por lo que no entendemos, basta de jugar para un lado y el otro, basta de ser títeres. Basta de ser manipulados por las emociones, por la carga cultural, tradicional e histórica que nos aprisiona y nos dirige desde el subconsciente”.



Y una chica se le puso a la par: “Sí, basta de las inconveniencias del amor, basta de hacernos enamorar de lo que no nos conviene, basta de meternos en la cabeza estereotipos de las parejas ideales y después frustrarnos de nuestros deseos incumplidos que nunca se concretarán porque la vara siempre crece”.

La caravana siguió dando vueltas, las bocinas estallaron y todos celebraron el éxito de la convocatoria. Uno por ahí dijo que el pueblo se expresó y les brindó su apoyo.