martes, 26 noviembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

¿Por qué olvidamos los nombres?

SALUD

No recordar cómo se llama una persona o equivocarnos las palabras es normal. Sin embargo, si se produce con frecuencia puede ser preocupante. Los expertos explican qué pasa en el cerebro ante estas confusiones y brindan ejercicios para activar estas habilidades.

El entrenamiento diario a través de actividades mentales y físicas puede hacer una gran diferencia en la memoria.

¿A quién no le ha pasado alguna vez que le presenten a una persona y al minuto darse cuenta de que no retuvo el nombre en absoluto? O encontrarse a un conocido por la calle y comenzar a charlar mientras por dentro buscamos desesperadamente un nombre que no aparece… Otra de las “jugadas” que nos hace el cerebro es llamar a un hijo o amigo por el nombre de otro. ¿Qué nos está pasando?

“Es normal confundir nombres, especialmente dentro de categorías relacionadas, como las de los niños”, dijo a AARP Neil Mulligan, profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

En general, cuando llamamos a alguien por el nombre equivocado, usamos el de una persona similar o relacionada, como un familiar o amigo. El ejemplo clásico es el de la madre agotada que va nombrando a todos sus hijos hasta que acierta con el correcto. Esto sucede porque “el cerebro almacena información en redes” de términos relacionados, expresó a AARP la doctora Judith Heidebrink, codirectora de división del programa de Trastornos Cognitivos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan.

La neurocientífica Gabriela González Alemán, directora del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Argentina y fundadora de Brainpoints (MN 33.343), explicó a Infobae que el cerebro es un órgano que cambia permanentemente.

“Tiene neuroplasticidad, esto significa que, a medida que vamos viviendo nuevas experiencias, el cerebro va cambiando su configuración de conexiones neuronales y esto hace que la cognición, que es lo que deviene de esa conectividad, también se vaya modificando. Entonces, el funcionamiento de la mente es dinámico, se va transformando a lo largo del tiempo”, señaló la experta.

Y destacó que uno de los cambios que ocurren es no recordar nombres de personas o no encontrar la palabra justa para mencionar algo, pero después las recordamos, por lo cual no es un dato que haya desaparecido de la memoria y constituye algo normal en la evolución de la mente a lo largo del tiempo.

“Esto no solo sucede en lo que se llama la tercera edad, sino que a los 30, 40 o 50 años también puede pasar no recordar el nombre de personas o de algún objeto que no sea de uso cotidiano, por ejemplo, una herramienta. Aquellas palabras que son frecuentes en nuestro léxico y los nombres de personas con quienes tenemos vínculos asiduos los vamos a nombrar fácilmente siempre, no ocurre así con las palabras de uso infrecuente”, destacó la especialista.

Cuáles son las causas del fenómeno

Una de las razones de estos frecuentes problemas de memoria es tener la atención ocupada en muchas cosas o estar distraído, “y esto no necesariamente implica un proceso patológico”, explicó González Alemán.

“Entendiendo que el olvido es parte normal de la memoria, tiene que ser funcional a nuestros objetivos. Está bien, entonces, no recordar aquellas cosas que no son esenciales. En la medida en que estos olvidos no alteran la vida cotidiana ni afectan otras funciones, no tengo por qué considerar que hay una patología detrás de ellos”, indicó la neurocientífica.

Por otro lado, la licenciada Marina Dolmatzian, miembro del Departamento de Neuropsicología de INECO, comentó que los problemas de memoria suelen aparecer como una manifestación de cuestiones atencionales o de evocación de la información.

Señales de alerta

González Alemán explicó que hay que preocuparse cuando los olvidos imposibilitan hacer el trabajo como siempre y cuando no se puede dar cuenta de las propias cuestiones de la vida cotidiana.

 “Por ejemplo, si yo hago más listas anotando mis objetivos diarios que las que hacía antes, para no olvidarme nada, eso es normal. A lo mejor, cuando uno es más joven no le importa dejar cosas sin hacer, pero cuando es mayor se lo toma más a la tremenda. Pero si así y todo no logro cumplir con las cosas y me encuentro con cuentas impagas, situaciones sin resolver, que no pude completar mi trabajo o hacer cosas más triviales del hogar y de la vida cotidiana, entonces ahí sí debería ser un motivo de preocupación”.

Y añadió: “También sería una señal, por ejemplo, que no nos salgan palabras que son de uso cotidiano, como por ejemplo, “taza”. No estoy queriendo decir algo fuera de mi léxico habitual. Si no me sale ese término, es una alerta respecto de la pérdida de memoria y hay que hacer la consulta médica”.

Diez ejercicios para recordar nombres y mejorar la memoria

Además de seguir un estilo de vida sana, con una dieta saludable, realizar actividad física, dormir bien, ejercitar el cerebro a diario y tratar de aprender una nueva habilidad son claves para mejorar la función de la memoria.

González Alemán explicó que “la memoria no es algo que uno tiene, sino que es algo que uno hace”. Desde esta perspectiva, la experta señaló que es una capacidad que se puede entrenar. “Para ocuparnos de ella debemos estar motivados, ya que es importantísimo”.

Recomendaciones:

1. Prestar atención y cultivar una escucha atenta del otro.

2. Enfocarse en su imagen.

3. Repetir el nombre.

4. Leer y habituarse a hacerlo con frecuencia.

5. Hacer palabras cruzadas, jugar al scrabble y descifrar anagramas.

6. Hacer sopas de letras.

7. Aprender nuevas palabras por día.

8. Entrenar el mecanismo de recuperación de palabras.

9. Elegir un objeto y escribir un breve párrafo.

10. Hacer asociación de palabras.