miércoles, 27 noviembre, 2024
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¿Por qué algunas personas le temen al silencio?

SALUD

La ausencia de sonido puede estar asociada, en ciertos casos, a la soledad, una sensación que a muchos los abruma. No obstante, estos momentos pueden aprovecharse para encontrar calma y reflexión. Los consejos de los especialistas.

silencio
“Estar a solas con el pensamiento puede generar ansiedad y temor”, sostiene Martín Wainstein.

La Real Academia Española (RAE) define al silencio como ‘la falta de ruido’. Esta descripción concisa y ampliamente reconocida es motivo de análisis para los especialistas. Algunas de las inquietudes rondan, esencialmente, entre dos planos: ¿hay personas que le temen al silencio? ¿Tiene beneficios permanecer sin escuchar sonido alguno durante un tiempo prolongado?

Antes que nada, un contraste: para la doctora Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “millones de adolescentes y jóvenes podrían sufrir pérdida de audición”, entre otras cosas, “por la exposición a niveles de sonido nocivos en lugares como clubes nocturnos, bares, conciertos y eventos deportivos”.

En esa línea, está claro que, especialmente en las grandes ciudades del mundo, atestadas de sonidos provenientes del tránsito y de actividades humanas, el silencio parece ser una quimera.

“La vida humana se caracteriza, actualmente, por ser agitada y ruidosa”, sostiene el sociólogo y psicólogo Martín Wainstein, profesor consulto e investigador de psicología social de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Según el experto, “existen personas que no aguantan las situaciones de silencio. Esto tiene mucho que ver con resistirse a la introspección, porque la introspección significa entrar en contacto con uno mismo, con nuestra propia conciencia, y entonces ahí se produce cierto temor o fobia. No tanto a escuchar, sino a encontrarse con voces internas o pensamientos que son los que aparecen cuando nos quedamos un rato en silencio. Esto muchas veces produce ansiedad, estrés y una sensación de vacío”.

“Desde el punto de vista psicológico, uno podría pensar que el temor es a que el silencio nos confronte con heridas o miedos internos, o situaciones que en algún momento constituyeron partes oscuras de nuestra propia experiencia interior. También tiene que ver con que el silencio nos conecta con la soledad, y el temor es el temor al vacío o al sentimiento de soledad. Estar a solas con el pensamiento y las emociones puede generar mucha ansiedad y temor”, postuló el sociólogo y psicólogo.
Y sumó: “Practicar ciertos momentos de silencio permite mejorar la claridad mental y emocional. El silencio también permite reducir el estrés. De hecho, puede modificar la respuesta hormonal como, por ejemplo, bajar el cortisol en sangre, mejorar la calidad del sueño y fortalecer el sistema inmunológico. Mucha gente realiza rutinas de silencio, dedicando tiempo cada día para estar relajado y volcado sobre uno mismo. Esto significa, por caso, realizar una práctica de respiración consciente o desconectarse de las tecnologías. Una de las prácticas más comunes es el mindfulness, que tiene que ver con la conexión de la persona consigo misma y con situaciones presentes”.

“La práctica del silencio o tratar de estar en silencio significa estar alejado de los estímulos externos. La idea es encontrar momentos o espacios donde de alguna manera la persona se pueda conectar más consigo misma. Es decir, los estímulos externos son ruidos, palabras ajenas y ruidos que actúan sobre algo que nosotros llamamos ‘reflejo de orientación’: nos obligan a fijar la atención en el elemento que esté provocando ese estímulo externo. Entonces, el silencio se convierte en una especie de herramienta para cultivar un cierto estado de paz interior, para poder dedicarse a una reflexión profunda o conexión con uno mismo”, planteó Wainstein.

“Un antiguo axioma de la comunicación de los años 60 —detalló Wainstein—, parte fundante de la teoría de la comunicación humana, dice que no se puede no comunicar: es decir, que el silencio comunica mucho, en ocasiones. Hay muchas cosas que se dicen a través de no decir nada o no dar señales de vida”.

El miedo al silencio

¿Existe el miedo al silencio? Para la neuropsicóloga Cynthia Zaiatz, jefa del Servicio de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, “hay mucha gente que tiene miedo, en realidad, a la soledad, y no al silencio en sí. En estas personas, la soledad atrae el silencio, y ahí aparecen muy pocos pensamientos buenos. En general, estos pensamientos tienden a ser negativos y a rondar en una idea de que todo va a estar mal, como un círculo de 180 grados. No terminan de cerrar y la persona piensa que siempre va a estar mal, que siempre va a tener un problema, que nunca va a salir de eso”.

“Por eso decimos que no es bueno que algunas personas estén mucho tiempo en silencio —señaló Zaiatz—. De todos modos, por otro lado, es bueno que el individuo tenga una introspección cuando está en silencio, cuando está solo y tiende a mirarse a sí mismo, sin tener esta tendencia a los pensamientos negativos. Es un avance en su vida. Eso es lo que tiene de beneficioso el silencio. Cuando se usa para ese fin, surgen buenos pensamientos para seguir adelante”.

“Si encontramos que la persona tiene buena introspección, que puede estar un rato en silencio y puede hablarse y contestarse sin tener ningún problema, es muy bueno que tenga esos momentos de soledad. ¿Por qué? Porque lo que hace es hablarse, contestarse de buena manera y tender a elegir buenas acciones para su vida”, enfatizó la neuropsicóloga.
Al tiempo que remarcó: “No hay que asustarse ante el silencio y la soledad. Aquel que puede resignificar la soledad puede decir lo siguiente: ‘Bueno, estoy conmigo mismo’. Eso es algo vital para las personas”.