viernes, 29 noviembre, 2024
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Por qué las mujeres son más vulnerables ante los eventos climáticos extremos

CAMBIO CLIMÁTICO Y GÉNERO

Diversas investigaciones demuestran que los efectos del cambio climático, como las sequías, inundaciones e incendios forestales, no son equitativos. Aunque se considera a la mujer como un importante agente de cambio, es una minoría en las posiciones de toma de decisiones.

De la Redacción de EL NORTE
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Si bien la crisis climática es un problema global que acrecienta la intensidad y frecuencia de fenómenos como las lluvias extremas, las inundaciones, las sequías y las olas de calor, su impacto no es equitativo y depende de las regiones, de la infraestructura y de la capacidad de cada país para dar respuesta, como así también de la situación socioeconómica de los distintos sectores de la población y de las desigualdades de género. ´Chequeado Ciencia´ dio a conocer un informe sobre el impacto del cambio climático en las mujeres.

“Las mujeres y los grupos marginados están en mayor riesgo de experimentar los efectos adversos del cambio climático durante un período prolongado”, advierte el informe “Dimensiones y ejemplos de los impactos diferenciados por género del cambio climático, oportunidades y el papel de las mujeres como agentes de cambio” del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el órgano internacional encargado de evaluar la evidencia científica sobre el cambio climático.

IMPACTO DE LA DESIGUALDAD

Para la investigadora del Conicet y autora principal del IPCC, Matilde Rusticucci, las carencias que sufren algunos sectores de la población en el acceso a distintos bienes y servicios llevan a incrementar los riesgos ante fenómenos climáticos. “El género impacta en las medidas de adaptación de los sectores más vulnerables, donde la mujer no tiene acceso a la educación, a la información sobre alertas y no puede tomar medidas para protegerse de un evento extremo”, explicó la experta a Chequeado.

Tras advertir que “el cambio climático está aumentando nuestro riesgo colectivo de sufrir amenazas climáticas, que son cada vez más graves y seguirán empeorando”, la investigadora canadiense de la Universidad de Regina, Amber Fletcher, manifestó que “las investigaciones realizadas en muchos países han demostrado que la desigualdad social exacerba los impactos de los eventos climáticos”.

Fletcher estudia cómo el género y la desigualdad social afectan de distinta forma la vivencia de los desastres climáticos. Al mencionar ejemplos, la experta indicó que, en comparación con los hombres, “en la mayoría de los países, las mujeres productoras agrícolas carecen de acceso al mismo nivel de financiación, tierras y otros capitales. Esto puede hacer que sea más difícil para ellas recuperarse después de una devastadora inundación o sequía”.

En el mismo sentido desde el Área de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Camila Mercure señaló que, si bien en países de renta baja y media la agricultura es uno de los medios de subsistencia de las mujeres, un porcentaje muy chico, de alrededor del 8%, tiene tenencia de esas tierras”.

MAYOR CARGA SANITARIA

Según un informe de ONU Mujeres, el cambio climático y sus efectos “ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas, dado que restringen sus posibilidades de acceder a los servicios y a la atención médica, además de aumentar los riesgos relacionados con la salud infantil y maternal”. Las investigaciones indican que las temperaturas extremas incrementan la incidencia de la mortinatalidad, favorece la propagación de las enfermedades transmitidas por insectos como la malaria, el dengue y el zika que “están relacionadas con peores resultados maternales y neonatales”, afirma el documento.

Por otra parte, donde no hay provisión de energía eléctrica, las mujeres suelen ser las encargadas de recolectar leña, carbón y otro tipo de biomasa para cocinar y calefaccionar con el consiguiente efecto negativo para la salud y el ambiente. De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 2.400 millones de personas recurren a este método que “genera una contaminación dañina del aire en los hogares” y que en 2020 fue responsable de aproximadamente 3,2 millones de muertes.

El documento asegura que “las mujeres y los niños, que suelen ser responsables de las tareas domésticas como cocinar y recoger leña, soportan la mayor carga sanitaria derivada del uso de combustibles y tecnologías contaminantes en los hogares”.