jueves, 28 noviembre, 2024
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CUERPOS DIVERSOS SIN TALLES REALES

DERECHO A LA VESTIMENTA

En Argentina, 7 de cada 10 personas tienen dificultad para conseguir ropa de su talle y el registro llega al 95 % cuando se trata de prendas femeninas. La ley que se aprobó en 2019 y fue reglamentada dos años después, registró pocos avances y no llegó a las marcas ni a los negocios. Nuestra ciudad no está exenta de esta situación. En los comercios locales se ve poca oferta de ropa en relación con la diversidad de cuerpos.

Rocío Vega
diarias@diarioelnorte.com.ar

Democratizar la indumentaria y la moda es urgente. No se trata de un eslogan, sino de políticas públicas que garanticen una vida digna, el mismo derecho a la vestimenta para todas las personas. La denominada Ley de Talles en Argentina está lejos de aplicarse verdaderamente y San Nicolás no es la excepción. 

En los negocios locales se ve poca oferta de ropa en relación con la diversidad de cuerpos. El talle único a veces se convierte en una alternativa amorfa a la falta de disponibilidad y tampoco son comunes ni quedan claros los criterios de confección. Se ven pocas prendas ‘grandes’ por local y en algunos casos, la ropa es más cara cuanto más se avanza en el tamaño. 

“No me quedó, tiene que entrar”, aparecen entre el ranking de las respuestas políticamente correctas a una falencia que se sostiene en el tiempo en cuanto a la inexistente variedad de talles reales.

Imposible siquiera pensar ‘entrar’ en diminutos tops o compartir los centímetros de las cinturas de los maniquíes tan quietos como la legislación que debiera procurar un Sistema Único Normalizado de Talles de Indumentaria basado en las medidas corporales de la población argentina, surgidas de un estudio antropométrico.

CONSECUENCIAS DEL PARADIGMA HEGEMÓNICO

En Argentina, 7 de cada 10 personas tienen dificultad para conseguir ropa de su talle, expone un estudio de la organización Any Body, y el registro llega al 95 % cuando se trata de prendas femeninas. 

Otro informe de la Fundación Bellamente revela que 8 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su imagen corporal, de las cuales un 59 % considera que está gorda o con exceso de peso, y el 5 % delgada o muy delgada. Además, el 55 % afirmó que, después de ver una publicación en Instagram de lo que consideran como un “cuerpo ideal”, se encuentran visitando páginas para cambiar partes de su cuerpo.

La exigencia que impone el paradigma hegemónico genera sufrimiento: las personas se encuentran frente a una mirada social que sanciona y reprueba. Y, dado su carácter interseccional, esta problemática se agrava cuando es atravesada por estereotipos de género, raciales, xenófobos o clasistas. En este marco, tiene diversas consecuencias que van desde alentar el desarrollo de trastornos de salud como la depresión, la anorexia o la bulimia, hasta favorecer la reproducción de estereotipos de género relacionados con la cosificación y reducción de los cuerpos a objetos de valoración y consumo, cuando no acaba siendo expresado en el ejercicio de un acto discriminatorio e incluso un acto de violencia gordo-odiante.

SIGUE LA DEUDA

La norma que no está en completa vigencia en nuestro país se aprobó en 2019 y fue reglamentada en junio de 2021.

El Gobierno nacional reglamentó la Ley de Talles (N° 27.521) que establece la aplicación obligatoria en todo el país del Sistema Único Normalizado de Talles de Indumentaria (SUNITI) vinculado a la fabricación, confección, importación y comercialización, tanto presencial como digital, de indumentaria.

Esta normativa determina que la totalidad de la indumentaria destinada a la población a partir de los 12 años de edad deberá ser fabricada, confeccionada y comercializada de conformidad con dicho sistema, cuyos talles estarán estandarizados según las medidas corporales de la población argentina, surgidas de un estudio antropométrico.

A más de 3 años de haberse aprobado la Ley de Talles en Argentina, son miles las personas a las que se les hace imposible conseguir prendas de su talle. 

NI HABLEMOS DE LA ROPA FIT

“Rellenos, push-ups, mallas “reductoras”, calzas apretadas… ¿Qué nos dice la ropa deportiva sobre los mandatos y los estereotipos de nuestra sociedad? Este debate circuló en Twitter, cuando la usuaria @heleven_ se quejó de las últimas tendencias en la industria de la moda para entrenar: ‘Por dios que quiero unos pantalones no envasarme al vacío. Me parece perfecto si a alguien le resulta cómoda esta ropa, el point está en cómo se vende, partiendo de la idea de que tu cuerpo es defectuoso y hay que remodelarlo y corregirlo y comprimirlo y que la cintura esto parezca más pequeña y el culo más grande’. A partir de este tuit, miles de personas compartieron sus experiencias, quejas y reflexiones en torno a este punto. ¿Qué tienen en común? Todas denunciaron la poca variedad de ropa cómoda para ir al gimnasio. Varias comentaron que, para sortear esto, han tenido que comprar en la sección de hombres o incluso de niños. Estos testimonios visibilizan una de las tantas maneras en las que nuestros cuerpos son oprimidos por mandatos sociales que delimitan qué es la belleza y a qué modelo deberíamos aspirar”, denuncia Feminacida.