jueves, 28 noviembre, 2024
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CRECE LA PARTICIPACIÓN DE MUJERES EN CIENCIA, PERO SE ESTANCA EN TECONOLOGÍA

A NIVEL INTERNACIONAL, EN FEBRERO SE IMPULSAN VOCACIONES TEMPRANAS EN ESTAS ÁREAS

En 2022, las mujeres representaban el 54,3% de las personas que investigan dentro del Conicet. Pero a medida que se avanza en la carrera científica, la participación femenina cae hasta llegar al 26% en la categoría de Investigador Superior.

Datos del Conicet reportan que en 2022 las mujeres representaban el 54,3% de las personas que investigan dentro del organismo, pero a medida que se avanza en la carrera científica la participación femenina cae hasta llegar al 26% en la categoría de Investigador.

De hecho, en las áreas de Ciencias Exactas, Tecnología, Ingenierías y Matemática (STEM) la participación femenina es del 34%, y en la última década, en lugar de crecer, ha caído o se ha estancado, reveló una reciente investigación de Chicas en Tecnología (CET).

El trabajo, titulado “Una carrera desigual: la brecha de género en el sistema universitario argentino”, relevó más de 7000 títulos de grado en universidades públicas y privadas de todo el país entre 2011 y 2019, y concluyó que si bien la matrícula universitaria creció un 20% en ese período, en las disciplinas STEM lo hizo a un ritmo menor.

En las carreras ligadas a la programación, solo hay un 12% de estudiantes mujeres, lo que hace prever que la participación femenina en estas áreas de alta demanda laboral (y buena remuneración) no repuntará en un futuro próximo.

Mujeres excluidas

El 80% de los medicamentos retirados del mercado estadounidense entre 1997 y 2000 fueron prohibidos por efectos secundarios producidos en mujeres, e investigaciones posteriores mostraron que en la mayoría de los ensayos clínicos de seguridad y eficacia no se las había incluido.

En 2018 Amazon tuvo que desechar un algoritmo de Inteligencia Artificial para selección de personal, porque excluía automáticamente a las mujeres. En el proyecto habían trabajado durante ocho años un equipo de varones.

Según una encuesta del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), el 89% de las chicas de 10 años que participaron de las pruebas educativas PISA dicen que “las matemáticas no son para ellas”. Y a los 15 años, solo el 0,5% de las adolescentes afirman que van a estudiar alguna carrera relacionada con las matemáticas.

Brechas escondidas

Las brechas de género en Ciencia –al igual que en otras actividades– esconden otras brechas. Como la económica, de oportunidades educativas, de acceso a tecnologías y servicios.

Un estudio del Cippec presentado en la edición 2020 del Premio L’Oréal “Por las Mujeres en la Ciencia” indicó que “si bien las mujeres reciben el 60% de las becas financiadas por el Conicet, las investigadoras perciben un 25% menos de recursos que sus colegas varones para sus proyectos, y publican menos artículos en revistas de calidad y visibilidad nacional e internacional”.

En el sector tecnológico, las programadoras reciben hasta un 30% menos de ingresos, y ocupan solo el 20% de las posiciones de liderazgo.
Un reciente informe de la Cepal señaló que 4 de cada 10 mujeres en América Latina y el Caribe no pueden costear una conectividad efectiva (acceso a Internet, disponibilidad de dispositivos y habilidades básicas para su utilización).

Y una vez en el mercado laboral, la permanencia y progreso de las mujeres en sus carreras se dificulta.

Conicet y Red de Género

El Conicet, bajo la actual presidencia de la química e investigadora Ana Franchi, lanzó en 2022 un subsidio por tareas de cuidado. Destinado a solventar los gastos que tienen las participantes de reuniones científicas, además de extender las licencias por paternidad y maternidad.

Muchas de las mujeres que hoy lideran el desarrollo científico tecnológico en Argentina debieron sortear múltiples obstáculos. Sostienen que el armado de redes de apoyo entre pares fue clave para crecer en sus carreras.

A mediados de los 90, las investigadoras Diana Maffia, Silvia Kochen y Franchi fundaron la Red Argentina de Género Ciencia y Tecnología (Ragcyt). Y hoy no es casual que sea una mujer, la viróloga Andrea Gamarnik, quien lideró el equipo que diseñó el primer test serológico para coronavirus, apenas 45 días después de declarada la pandemia. Y que otra mujer, la bióloga Juliana Cassataro, dirija el equipo desarrollador de la Arvac Cecilia Grierson, la primera vacuna argentina contra la COVID-19.

Que haya mayor equidad de género en las actividades de Ciencia y Tecnología no solo es cuestión de justicia. Sino también una premisa para el desarrollo.

El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fue instituido hace 8 años cada 11 de febrero por la ONU. Para impulsar vocaciones tempranas y una mayor participación de mujeres y diversidades en áreas científicas y tecnológicas.