miércoles, 27 noviembre, 2024
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LA ECHARON DE SU CASA POR SER TRANS Y HOY BRILLA: “EN LOS PEORES MOMENTOS YO NUNCA PARÉ DE SOÑAR”

CONQUISTANDO DERECHOS

La nicoleña Barbie Di Rocco brilló en su debut en “Sex”, la obra de Muscari con la que sueñan los artistas. “Amo mi ciudad y supe construir en ella quien soy hoy. Me dejó muchos recuerdos, muchos son buenos, pero otros duelen bastante. A las travestís todo nos cuesta el doble”, señaló en diálogo con EL NORTE, en un repaso por su crecimiento personal y laboral, siempre en pos de la ampliación de derechos para la comunidad LGBTIQ+.

Barbie deslumbra en el espectáculo de Muscari.

Carolina Mitriani
redaccion@diarioelnorte.com.ar

Con el arte de conquistar derechos como bandera, Barbie Di Rocco se consolidó como una referente para la comunidad trans argentina. Nació en San Nicolás, donde atravesó situaciones de extremo disgusto por odio contra su identidad de género. Sin embargo, su fuerte personalidad y el encuentro con pares la llevaron a no perder su horizonte.

Orgullo artístico

Barbie está instalada en Capital Federal desde que la echaron de su casa con un cartel en la habitación que decía “El viernes te vas”. “Ahí me di cuenta de que la vida se me iba a poner difícil. En esos momentos los sueños parecen alejarse, y así sea en los peores de todos yo nunca paré de soñar”, reconoce.

Consultada por EL NORTE sobre su presente exitoso, cuenta que “siempre lo imaginé, nunca lo proyectaba, hasta que lo hice y ahí empezó todo. Empecé con la escritura infantil, después vinieron los programas de TV, la radio, también de anfitriona en la noche LGTB+, y ahora teatro”.

Mantener firmes sus convicciones fue el mayor valor: “Sueños siempre tuve, soñaba en grande desde que iba caminando al colegio. No sabía cómo iba a hacer porque siendo un pibito gay de San Nicolás de los Arroyos iba a ser prácticamente imposible llegar a convertirme en la rubia estilo Playboy que salga en TV, que se pare en escenarios, que se sienta vedette, que viaje por el mundo, que se vista como esas modelos que miraba en las revistas Vogue que tenía en mi habitación”.
Identifica “miles de piedras” en su camino. “Pasé por mucho… Por hambre, frío, rechazo, violencia. Había días que me imaginaba presa o golpeada en una esquina”, recuerda, describiendo una triste realidad histórica de la comunidad travesti, transgénero y transexual. Para sobreponerse ante estas barreras fue necesario tomar el orgullo como insignia y aferrarse a su potente carácter. “Yo creo que lo que me define es la autenticidad, no la puedo caretear mucho. Cuando las cosas me molestan lo digo, cuando intentan silenciarme lo impido, hasta suelo decir verdades que no me favorecen, cuento cosas muy personales y donde vaya soy de lo más sincera”, admite.

En el ámbito laboral siempre se propuso destacarse, ser distinta, seguir las reglas pero hacer todo a su manera: “Hasta en lo artístico -que una tiene que seguir la línea de un personaje- decido siempre que ese personaje tenga gran parte de mi identidad”. Para Barbie sería un fracaso fingir ser políticamente correcta en todo; de hecho, se describe como “ordinaria, bocona, combativa y justiciera. Y nada de eso se logra haciéndome la buena. Porque lo reconozco, soy brava”.

Cumbre

Mientras estaba de viaje en Estados Unidos, Barbie Di Rocco recibió un mensaje de la producción de “Sex” –la intervención teatral estrella del momento– preguntándole si quería sumarse por un mes o dos. “Sin dudarlo adelante mi pasaje, armé las valijas y me vine dispuesta a darlo todo”, cuenta, reconociendo que sentía que en algún momento la convocatoria iba a llegar porque “claramente faltaba la presencia de un personaje trans”, tras la salida de Victoria «la chica de fuego».
Anteriormente había recibido el llamado de José María Muscari, el exitoso director artístico, pero esa obra no llegó a concretarse. Sin embargo, haberla tenido en cuenta para ella fue ya un hecho trascendental y sabía que “era cuestión de que llegue el día correcto”.

Además de compartir elenco con las figuras de “Sex” –como Diego Ramos, Felipe Colombo, Virginia Gallardo y Adabel Guerrero–, la nicoleña ha estado sentada al lado de Moria Casán, como integrante de su panel en la TV, entrevistando a figuras del espectáculo, presentó a innumerables artistas como Miranda y Bandana, algo que parecía lejano y hoy disfruta mucho.

Raíces de lucha

Barbie llegó en 2010 a la CABA y no conseguía trabajo “ni para limpiar baños” por su identidad de género. “Después muchos se preguntan cómo terminamos tantas en situación de prostitución… La realidad es que es un sistema entero el que te empuja a eso. Como sociedad nos debemos un largo debate al respecto porque siempre que sale algún «beneficio» para la comunidad trans muchos ponen el grito en el cielo, diciendo que tenemos privilegios”, remarca, agregando que no le desea a nadie “tener que pasar por todo lo que pasamos muchas. Esa falta de empatía sinceramente no la merecemos”.

No solo el empleo se restringe para la comunidad LGBT+, sino que alquilar y emprender parecen utopías. “Lo intenté mil veces y sentía que fracasaba siempre. Quien desconoce nuestra realidad dice ‘que laburen como cualquier otra persona y listo’. Casi nadie quiere emplear a una persona trans. Tengas o no la capacidad para hacerlo, también juzgan nuestro aspecto, porque suelen buscar chicas a las ‘que no se les note mucho’. No solo se pone en tela de juicio nuestra identidad, sino también la capacidad y encima el aspecto”, analiza Barbie.

La red comunitaria que los problemas socioculturales generaron de manera colateral signaron su vida: “Amo mi ciudad y supe construir en ella quien soy hoy. No fue fácil crecer en una ciudad en la que en donde ibas te gritaban ‘puto’, donde cada esquina que cruzaba sentías risas. Sufrí mucha homofobia en mi infancia y adolescencia de parte de gente que yo ni conocía. Parecía que ser gay asumido en ese entonces era algo que generaba controversia. Pero fue en San Nicolás que yo encontré un grupo de otros ‘putos’ iguales a mí, donde salíamos a la calle sin que nos importe nada, porque teníamos miles de amigos y nadie que nos conociera bien nos iba a marginar”, recuerda con orgullo. Eran insultadas, humilladas y golpeadas, sobre todo a la salida de los boliches, donde les arrojaban vasos de vidrio para lastimarlas y sembrar miedo e incomodidad. Esos nombres y caras aún permanecen en la memoria de Barbie, quien reconoce que se le retuerce el estómago al verlos en roles de crianza: “No me quiero imaginar con el odio y la homofobia que deben criar a sus hijos, que espero ninguno de ellos sea gay o trans, porque con esos padres van a pagar un karma bastante feo”.
Pese a tanta violencia sin sustento más que el odio, Di Rocco recuerda que con sus amigos supieron “disfrutar, divertirnos y sobrevivir”, además de encontrar cierta revancha cuando a los agresores su presencia “les hacía temblar la masculinidad”.

Nicoleñas en pie

Sobre la comunidad trans nicoleña, Barbie Di Rocco expresa pura admiración: “Sé que mis amigas trans están organizadas. Fueron las que lograron la primera marcha del orgullo, eso hace 12 años era impensable. También fueron al Concejo Deliberante y les gritaron en la cara a los políticos nicoleños lo mal que hacían en no implementar el cupo laboral trans.

Eso es tener coraje”. Y se detuve a mencionar a Karina, Florencia, Tatiana y “a todas las que supieron salir adelante”. También recordó a Paloma, con quien compartió “parada en la calle trabajando” cuando se vivía una realidad distinta, al “escondernos de la policía o les teníamos que realizar sexo oral para poder seguir trabajando”. Con el paso del tiempo, siente que las personas LGBT+ se están “empoderando más, que hoy sabemos identificar las agresiones y sabemos que el problema no es nuestro, sino del resto”.