LOS ALMACENEROS EN LOS BARRIOS, PREOCUPADOS POR LAS BAJAS VENTAS DEBIDO A LA SEGUNDA OLA DEL COVID

En medio de la crisis económica provocada por la pandemia que aún nos atraviesa, los propietarios de comercios de cercanía intentan no aflojar en medio de las dificultades impuestas por el contexto extraordinario. Las ventas cayeron, llegar a fin de mes no es tan sencillo y preocupa el poder seguir trabajando si los casos de covid-19 continúan creciendo de esta manera. EL NORTE recorrió almacenes de barrio y todos coincidieron en que “la gente no tiene plata en el bolsillo para gastar”.

De la Redacción de EL NORTE
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Debido a la segunda ola de coronavirus, los Gobiernos nacional, provincial y municipal debieron tomar medidas a fin de poder disminuir la curva de contagios. En medio de esto, se vislumbra una debacle económica casi imposible de sobrellevar para muchos segmentos de la economía inmersos en la incertidumbre.
EL NORTE ha tomado conocimiento de los distintos rubros que aún están fuertemente golpeados por la pandemia, tales son los casos de los bares y restaurantes, los comercios no esenciales y, también, los almacenes de barrio. ¿Cómo les afecta la segunda ola? ¿Por qué hay restricciones que no los ayudan? Este medio dialogó con algunos dueños de almacenes quienes expresaron suma preocupación por las ventas decrecientes de sus negocios.
“Yo tengo abierto de 8:00 a 21:00, que es el horario que tengo permitido. Hago corrido porque es la única forma de poder llegar a un día moderadamente bueno”, nos cuenta Gisella que tiene su almacén por calle Alvear llegando a Ameghino.
Y agregó de inmediato que “la estamos remando constantemente. La realidad es que no se vende mucho ya que la gente no tiene un peso y eso se ve reflejado al momento de finalizar el día”. Las palabras de esta dueña de almacén reflejan una preocupación muy grande.
La empleada de otro comercio de cercanía, que está ubicado sobre calle Pringles en barrio Las Flores, nos manifestó que “bajaron mucho las ventas y para colmo hay aumento de precios todas las semanas. Apenas llega la mercadería no la acomodamos, miramos la lista de precios y nos ponemos a actualizar todo, semana a semana viven aumentando los productos”.
Sumado a esta problemática, la misma persona nos detalló que “las personas no están en la calle, no anda nadie, ni ahora que son las once de la mañana ni tampoco a la tarde o a la noche. Es entendible por la situación que vivimos, pero nos da miedo lo poco que vendemos por mes”.
Desde un almacén ubicado en barrio Urquiza, nos plasmaron un panorama con respecto a las restricciones que fueron impuestas en nuestra ciudad. “Con este negocio yo mantengo a mi familia, pero la situación es crítica. Nos cuesta mucho vender, antes hacíamos delivery a los vecinos que necesitaban algo con urgencia en horas de la noche. Ahora cerramos a las 22:00, por lo que a las 21:00 ya no repartimos más. Además de que los proveedores viven subiendo los precios”.

Las escuelas

Otro de los factores que condicionan a los almacenes de los barrios son las escuelas que están alrededor. La mayoría se ve beneficiada cuando los alumnos se inclinan por los productos y servicios que ofrecen los almacenes aledaños a sus instituciones. Por ejemplo, comidas, artículos de librería, fotocopias, productos de kiosco, etc.
“Debo admitir que en ventas estoy mejor que el año pasado debido a que ahora se permite la presencialidad en las aulas. El movimiento de la escuela realmente cambia todo, más a mí que tengo varias escuelas cercanas. Pero vivimos en una incertidumbre muy grande porque si cierran los establecimientos educativos de nuevo, no sé si podré aguantar con las ventas que tengo del ciudadano de a pie”, nos contó Eva.
Puso sobre la mesa otra cuestión importante: el crecimiento de las ventas en comparación al 2020, pero que sigue siendo insuficiente para la mayoría. La pandemia condicionó los puestos de trabajo, la firmeza de una empresa y las posibilidades de inyectar dinero en el mercado. Nos recordó que la única forma eficaz de salir adelante es cuidándonos.
“Las escuelas abiertas nos ayudan a vender más como almaceneros, ya que no compran únicamente alumnos, sino también docentes, auxiliares, incluso los propios padres. A los nenes de jardín los hacen llevar cartulinas y esas cosas, cuando se olvidan compran acá, que lo tienen más cerca. Igualmente, las ventas son caóticas, te imaginarás que no es lo mismo vender 10 gaseosas después de un picado de fútbol que una sola cartulina de vez en cuando”, refirió Diego, que también tiene su negocio cerca de instituciones educativas.
Finalizó con que “la pandemia casi me deja en la calle el año pasado; apuesto por la vacuna y porque vuelva todo a la normalidad. Sé que no es fácil, pero estoy muy preocupado por lo que pueda llegar a pasar si cerramos los comercios como en 2020”.