miércoles, 27 noviembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

LA PASIÓN QUE CONMUEVE MULTITUDES Y TAPA QUILOMBOS

La inflación no tiene freno, el desempleo se mantiene, la pobreza aumenta con cifras alarmantes, el gasoil ya escasea y el invierno promete ser más crudo de lo esperado con escuelas sin clases por la falta de gas. Pero cuando la selección goleó a Italia en la Finalissima ahí nos percatamos de que seguimos siendo los mejores del mundo. La argentinidad al palo.

Germán Rodríguez
redaccion@diarioelnorte.com.ar

El tipo con el diario iba mirando en los clasificados algún laburito que lo ayude un poco a salir de este embrollo económico, una entradita más para aunque sea cubrir el alquiler y con alguna changa comer. La inflación es imposible, desesperante, una crueldad absoluta que dan ganas de llorar. No hay guita y lo que paga cualquier empleador apenas sirve para unos días, a los pibes en la escuela le piden cada vez más cosas y para colmo ahora faltan porque los establecimientos no tienen gas y el invierno está más cruel que nunca. Igual cerró el diario y caminó apurado hasta lo de un amigo, compró una cerveza de litro en un kiosco, nada caro, como para brindar, y se juntó con los muchachos. ‘Cuando juega Argentina jugamos todos’ reza la publicidad, y no le erra. Argentina-Italia, la Finalíssima. Días atrás Mbappe se había atrevido a decir que el futbol sudamericano era inferior al europeo y esa afrenta había que limpiarla venciendo a los ganadores de la Eurocopa, los alicaídos tanos que no clasificaron para el Mundial.



El tipo sacó un crucifijo que le había regalado el abuelo y se lo puso en la frente. “Vamos, Messi, metela hoy, te lo pido por favor”, dijo mientras mordía un pedazo de pan con salame.

“Tranquilo, negro, hoy ganamos, este equipo es más unido, tiene mística, somos todos, aguante la Scaloneta, hay que creer, hay que tener fe”, le contestó el amigo que terminaba de cortar en rodajas el queso y lo desparramaba en la tabla.

90 minutos

El partido es apasionante, parejo al principio y después la selección va tomando el control, Messi está imparable, Lautaro hecho un toro como su apodo y Di María cada vez mejor. Los muchachos están al borde del sillón gritando eufóricos. Messi engancha, amaga, patea y el balón pasa lejos como las obras de gas en las escuelas que estaban ya advertidas desde el año pasado que debían hacerse y nunca se efectuaron, llegando el frío y debiendo suspender las clases por las bajas temperaturas. Acá si no es el covid, es el gas, pero un ciclo lectivo completo no te meten ni en pedo, es casi una quimera.

Goles

Lionel desborda, se saca al marcador, mete el centro y Lautaro la toca para colocar el primer gol de la albiceleste. El grito estalla desde la Quiaca hasta Tierra del Fuego, pasando por las provincias del norte donde ya no hay gasoil y los camioneros no pueden trabajar, las estaciones de servicio están cerradas y la mercadería no llega a su destino. La crisis del gasoil se come al país y en San Nicolás hace ruido, los estacioneros sufren en la billetera y los transportes para movilizarse deben pagar el gasoil más caro, la típica avivada argentina como con el segundo gol que Lautaro la durmió, lo vio picar a Di María y se la puso al pie para que el delantero argentino meta el segundo. Vamos, Argentina, que no nos paran.



Y va el tercero

El segundo tiempo es un baile, Argentina hace lo que quiere, en la cancha los pasan por arriba, crece en el juego al igual que los precios en las góndolas donde la inflación también golea. La famosa guerra contra los sobreprecios es un fiasco y la economía parece la selección italiana no dando pie con bola. Hay que pagar la deuda externa y el país no produce nada, nos vamos a pique desde hace rato y la inflación no para de comerse el bolsillo de los ciudadanos al igual que los defensores de la Azzurra, que le pegan al astro argentino en cada jugada. Ya es baile, gozada y olé, olé, olé.

El simpático Dybala aprovecha otro gran ataque argentino y sobre el final del partido mete el tercero, se saca de encima un peso, una mochila pesada, una carga enorme como la que se quiere sacar 

Fernández con la denuncia por la clandestina en Olivos cuando el país estaba encerrado, cagado de hambre y Fabiola festejaba su cumple.

Ganamos, goleamos y gustamos. El Mundial está a la vista y nos ilusionamos con ser campeones del mundo. Aprendan, europeos, quién es el mejor. Psssss…