miércoles, 27 noviembre, 2024
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LAS MUJERES MARCHARON POR ‘NI UNA MENOS’ Y RECLAMARON MÁS PRESENCIA DEL ESTADO

LAS VIOLENCIAS Y LOS FEMICIDIOS, EN AUMENTO

Ayer a la tarde desde Lavalle y Moreno, muchas se movilizaron pidiendo por otras y por ellas –por todas– que no las maten, que no las violenten, equidad, oportunidades, más compromiso y responsabilidad del Estado. Los carteles y el canto colectivo de cada marcha expresan impotencia, dolor y la necesidad de políticas públicas reales y concretas, y de más justicia.

La Multisectorial pidió –en la marcha que convocó a cerca de 500 personas– la declaración de la Emergencia en Violencia contra las Mujeres,  cumplimiento de las leyes Brisa y Micaela, respuestas a las causas no resueltas, una Casa de Abrigo en la ciudad y basta de femicidios, entre otros puntos.  IARA CERASI / EL NORTE

Rocío Vega

redacción@diarioelnorte.com.ar

“¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos! El Estado es responsable” fue la consigna de las movilizaciones que se realizaron ayer en un nuevo 3J en todo el país. La Multisectorial de Mujeres de San Nicolás promovió la marcha a nivel local y reclamó más presencia del Estado para detener los femicidios y las violencias de género. A la tarde desde Lavalle y Moreno, muchas marcharon por las calles céntricas pidiendo por otras y por ellas –por todas– que no las maten, que no las violenten, equidad, oportunidades, más compromiso y responsabilidad del Estado.

Los carteles y el canto colectivo de cada marcha expresan impotencia, dolor y la necesidad de políticas públicas reales y concretas, y de más justicia. Lo que se hace en cuanto al complejo abordaje de la problemática es en varias ocasiones insuficiente, inconcluso, lento, algunas veces, incompetente. La Multisectorial de Mujeres de San Nicolás reclamó en este 3J: declaración de la Emergencia en Violencia contra las Mujeres, reconocimiento económico a las promotoras, efectivo cumplimiento de la ley Brisa y efectiva implementación de la ley Micaela en todos los ámbitos estatales, respuestas a las causas no resueltas, una Casa de Abrigo con tratamiento interdisciplinario en la ciudad, basta de femicidios.  ‘La deuda es con nosotras’, sostiene.

Más que estadística

Los observatorios ‘Adriana Marisel Zambrano’ –coordinado por la asociación civil La Casa del Encuentro– y el de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa) presentaron informes con los números de los femicidios perpetrados en estos siete años. Según el primero, desde el 3 de junio de 2015 al 27 de mayo de 2022 hubo 1990 femicidios, 51 trans-travesticidios y 191 femicidios vinculados de varones. Así, 2361 chicos y chicas quedaron sin madre, de los cuales 1518 son menores de edad.

En lo que va del año hubo 251 femicidios, entre ellos 20 vinculados y cinco trans-travesticidios, según un registro realizado por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia.



El Observatorio Nacional de MuMaLa registró, por su parte, 1956 femicidios, femicidios vinculados y trans/travesticidios en los últimos siete años. Las provincias con mayor cantidad de casos fueron Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Salta. El 51 por ciento de las víctimas son mujeres de entre 19 y 40 años.

“Seguimos luchando, todas tenemos miedo”

En la conferencia de prensa que tuvo lugar en la mañana de la jornada pasada, participaron Aurora Sandoval por el Movimiento Evita, Brenda Benegas de la Corriente Clasista y Combativa e Inés Zaidman y María de los Ángeles Núñez por la Multisectorial local de Mujeres.

“Luego de dos años de pandemia en los que se limitaron muchas cuestiones, se restringió poder salir a las calles. Es un día muy importante para nosotras, volvemos a salir por Ni Una Menos. No es que no salimos porque no haya habido femicidios ni travesticidios. Adherimos a los cuidados y a la vacunación contra la covid. Han aumentado los casos de violencia de género y los femicidios… no pararon. El trabajo que hacemos no alcanza, necesitamos al Estado. La mesa transversal en violencia de género se volvió a reunir la semana pasada. Es mucho lo que se habla, pero no hay prevención. El Municipio no da datos. Tiene que haber una Casa de Abrigo para las mujeres –y sus hijos– en estado de violencia. Los números que tenemos son los nuestros. Hay leyes, no todas, pero el Poder Judicial las debe hacer cumplir. El proyecto de ley de Emergencia en Violencia de Género nunca se trató en Diputados. Se necesitan presupuesto y recursos humanos”, marcó Zaidman.



En tanto, Núñez notó: “Los casos aumentan y hay un Estado ausente más allá de las políticas existentes. Nosotras promovemos, acompañamos, contenemos. Las promotoras cuidamos a esas compañeras. Muchas veces nos preguntamos por qué siempre somos las mismas caras que salimos a reclamar. Y la respuesta es porque las compañeras que pasan por una situación de violencia siguen teniendo miedo, el agresor las sigue maltratando, golpeando. Y muchas veces siguen en la misma casa porque hay un juez o un fiscal que lo permite. Y eso se vive hoy en San Nicolás. Queremos que las causas se resuelvan en serio. No que se saquen una foto y en realidad no se contiene nada.  Reclamos un cambio sociocultural en todos los órdenes: en el pueblo, en la Justicia, en las entidades gubernamentales. La Justicia patriarcal sigue vigente en todos los órdenes, hay precarización laboral de la mujer, falta de alimentos y viviendas. Todo se acentuó en la pandemia. Hasta las mujeres que trabajan son controladas por sus parejas. Esta marea humana se generó hace siete años para seguir luchando, pero el miedo nos sobreviene a todas”.

‘El mandato de la masculinidad’

El 3 de junio de 2015 nació ‘Ni Una Menos’ como una expresión masiva tras el femicidio de Chiara Páez. Miles de mujeres se movilizaron en todo el país para visibilizar la violencia machista y para pedir, como cada año desde aquel entonces, medidas para ponerle fin a las expresiones de odio por motivos de género. ‘Ni Una Menos’ fue la consigna que logró convocar a la Argentina y que se expande por varios países en la actualidad.

Rita Segato en ´La Guerra contra las mujeres´ expone: “Se verifica una inflexión reciente  en la historia de las guerras informales pues el propósito pasa a ser la anexión de los cuerpos como territorios, tomando el territorio y también a las mujeres que en él habitan, a tener como objetivo la destrucción del cuerpo de las mujeres. (…) ¿Cómo paramos esta guerra?: Desmontando el mandato de la masculinidad, pues sin obediencia al mandato de la masculinidad, no hay mano de obra bélica a ser reclutada, y si no hay recurso humano para servicio, este servicio no puede ser ejecutado”.