TRAIGAN VACUNAS, QUE BRAZOS SOBRAN

Pasó el veranito de calor, mosquitos radiactivos y relajamiento covidiano para enfrascarnos en la realidad del frío y la increíble cantidad de contagiados, que por más que quieren alentar otras cosas, no saturaron todavía el sistema de salud. El viaje de las vacunas al país es una incógnita, pero mientras tanto en San Nicolás se viene vacunando a buen ritmo y con mucha cola.

Germán Rodríguez
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

Pasión de multitudes que están prohibidas, en las que el otro es el enemigo y la camarería un foco infeccioso. Qué difícil que va a ser volver a la normalidad, si es que eso existe, si es que vuelve, y si es que queremos volver. Las normas nos normalizan pero no nos tranquilizan. El mundo se hace cada vez más chiquito, más amontonado y no podemos evitar mezclarnos, enredarnos y enojarnos con los demás, con lo que nos dicen y con nosotros sobre todo.

Pensar de nuevo en hacer gimnasia en casa nos rebela, nos niega, no nos dan ganas y entramos en el sentido universal de la paja, (feliz día a aquellos que los festejaron con creces el viernes) esa que nos tiene con ojeras y fastidio. Tuvimos la primavera del verano (curioso cuando las estaciones se pelean ¿todo es grieta?) y parecía que la cuarentena era cosa del pasado, entonces volvieron los asados, las salidas, los parques rebalsados de gente, las marchas, los actos públicos, las celebraciones como cumpleaños y casamientos, con los engranajes de las discusiones que regresaban sobre los mismos temas absurdos de la cotidianeidad. Todo era como si quisiéramos olvidar el covid, meterlo debajo de la alfombra, y se hablaba de él con números que no le interesaban a nadie.

Lo programas periodísticos se llenaban del show mediático de políticos discutiendo sobre frases mal dichas o sacadas de contexto, de las que se hacen remeras y especialmente memes. La industria del meme es la nueva forma de informar al ciudadano necesitado de conceptos cortos, concisos y graciosos que lo ayuden a entender cómo funciona el mundo y poder ir formando un criterio que se pueda ejemplificar con algún capítulo de los Simpsons

Frío guacho
De golpe con el frio y el otoño, que la mitología enseña que es el dolor de la diosa Hera ante la ida de su hija a las profundidades del Hades y la muerte de la tierra, se mueren también las cortas esperanzas y vuelven las restricciones, el malhumor y los pésimos números. La economía ya no tiene miras de remontar y los precios aumentan. Mueren los números como la tierra hasta que Perséfone deje de retozar con el dios del inframundo, vuelva con su madre y se haga la luz. O mejor aún, cuando ya se vacune a todos y no hagamos más experimentos culinarios con bichos salvajes.

Ojo, tampoco es que este resurgir covidiano haya variado demasiado lo que el mundo considera información, porque de las infidelidades de Cabak se quiere hacer un asunto de estado, que se mezcla con las decisiones de la corte suprema, de dónde van a venir la nueva camada de vacunas, de si están unidos o separados en el gobierno (todo bien con la unidad, si es real, pero acuérdense del DNU de que no pueden haber más de diez personas juntas al aire libre, porque en las fotos eran como quichicientos todos abrazaditos y cantando mal la marchita peronista) de si Patricia Bullrich la va a seguir embarrando cada vez que habla (¿no la asesora nadie che? Porque hay un par de palabras que no se pueden usar ya que tocan susceptibilidades y avivan giles, pero esta las repite como si estuviera hablando de lo que desayunó esa mañana) y se harán esa mesas de gritones e indignados que nos mantienen preocupados y con cara de: ¡Que barbaridad, Que barbaridad!.

Y el bicho de mierda sigue, mata también a jóvenes, nadie se salva de contagiarse y la vacunación total parece una utopía. Las medidas de cortar los horarios de circulación no son muy claras ya que de por si la circulación por la noche es mucho menor que durante el día (una medida más hincha pelotas que efectiva) y se nota que de la municipalidad no tenía muchas ganas de andar retando a la gente.

El bolsillo no da más, cerrar todo es imposible, limitar horarios de trabajo es un disparo al corazón, pero ahí andan todos, boyando y pensando con que frase ingeniosa atacar al rival y rogar que le hagan algún meme.
Así estamos.