EL IMPACTO DE LA PANDEMIA EN LA ARQUITECTURA DEL FUTURO

SUPLEMENTO DÍA DEL ARQUITECTO

Las condiciones para los espacios que reciben multitudes podrían necesitar una transformación. La población seguirá buscando espacios en los cuales tenga la sensación de seguridad, pero sin que eso cambie su experiencia.

La población seguirá buscando espacios en los cuales tenga la sensación de seguridad, pero sin que eso cambie su experiencia. Foto: Getty Images

La “nueva normalidad” produjo un debate en el segmento de las grandes construcciones en Colombia. Se estudia la posibilidad de transformar tanto el diseño y la ejecución de obras de infraestructura como de viviendas, y, sobre todo, los lugares asociados con multitudes que, de alguna forma, puedan adaptarse a los retos que ha traído el coronavirus.
Las normas de distanciamiento y otras medidas de bioseguridad invitan a repensar el modelo de ciudad y la manera cómo los habitantes se movilizan y desarrollan sus actividades. Aunque bastó menos de un año de pandemia para que, por ejemplo, las labores de oficina migraran al home office y las compras se realizaran a través de plataformas digitales, las economías de aglomeración, propias de centros comerciales, zonas de comercio y acopio, siguen vigentes; reflejan que los proyectos de grandes construcciones seguirán desarrollándose.
Según Manuel Eduardo Moreno, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte, el futuro de las grandes obras enfocará su atención en el confort de los espacios al aire libre, tomando en cuenta la importancia de la ventilación en tiempos de pandemia. En espacios cerrados serán repensados los sistemas de aire acondicionado; y de la mano de la tecnología se espera evitar ciertos puntos de contacto entre las personas.
Por un tiempo, todavía no específico, la población seguirá buscando visitar espacios en los cuales tenga sensación de seguridad, pero sin que eso cambie significativamente su experiencia. El reto es importante y se necesitará mucha creatividad para encontrar ese equilibrio”, agrega Moreno.

No desaparecen, cambian

Desde su perspectiva, no es probable que los escenarios que albergan multitudes dejen de ser atractivos, es decir, no se extinguirán, y, a largo plazo, recibirán cada vez más grandes aforos. “Las personas van a querer volver a reunirse, a encontrarse desprevenidamente en los espacios de uso público. De hecho, esas actividades pueden ser más seguras en espacios amplios, con grandes pasillos y vestíbulos, como los que ofrecen las grandes construcciones”, detalla Moreno.
No obstante, la adecuación de estos lugares depende de aspectos como la climatología y la cultura de cada región, explica Carlos Javier Velásquez, magíster en Derecho Ambiental. “En zonas donde hay varias estaciones, las grandes superficies combinan ambientes. En el caso de países tropicales, que requieren climatización artificial, hay que pensar bien en el diseño de los espacios”.
Por la coyuntura, los sitios vieron una merma del aforo al no tener áreas donde la gente se sintiera segura para interactuar; esto originó una oportunidad a fin de incluir lugares pensados para que los ciudadanos puedan cumplir con sus actividades, laborales o sociales, teniendo presente que en el futuro pueden aparecer otras pandemias.
En el contexto de Latinoamérica en general, los espacios construidos para recibir masas no desaparecerán, concluye Julián Alberto Orellana, magíster en Ciencias de la Ingeniería. La razón, entre otras, es el acceso restringido a la tecnología en ciertos sectores de la población. Y, aunque “quizás es demasiado pronto para comprender plenamente cuáles podrían ser los impactos a mediano y largo plazo de la pandemia sobre nuestra infraestructura y nuestras ciudades”, lo cierto es que se necesitará de mucha innovación.