miércoles, 5 febrero, 2025
Edición Diaria
Edición N°

SEXO: ¿EN QUÉ SE PARECEN “LA PREVIA” Y EL HELADO?

Hay varias razones para comparar la manera en la que encaramos el sexo con la forma en la que comemos un helado.

Por Natalia Robatto

¿A qué le decimos “previa” cuando hablamos de sexo? Sería algo así como todo lo que hacemos antes del coito propiamente dicho. La previa sería el “preliminar para”: los besos, las caricias, el sexo oral, los masajes; pero también puede ser bañarnos, perfumarnos, elegir la ropa interior, imaginar el encuentro, elegir el outfit, arreglar la cita y tantos otros preparativos.

La idea de que haya una “previa” nos remite, consecuentemente, a que hay algo después, algo “principal”. La previa sería en este caso todo lo que no es penetración, todo lo que hacemos para llegar en un estado óptimo a la penetración como ideal, como fin.



A esta forma de pensar, los sexólogos la llamamos “coitocentrista”, “falocéntrica” y está inmersa en el universo heterosexual normativo en el que nos criamos. Una idea que, creo yo, nos limita mucho el placer.

Vayamos un poco más: las personas que no tienen pene, o no pueden o quieren penetrar o ser penetradas, ¿siempre están en la “previa”? ¿No tienen sexo? ¿Es menos placentero? Con esta idea, quedan invisibilizadas todas las prácticas sexuales que no son heterosexuales.

Tener como meta la penetración es jugar una carrera hasta llegar. Implica que las condiciones estén dadas para que todo eso ocurra. ¿Y si el pene no está erecto? ¿Y si no hay lubricación? ¿Y si duele? ¿Y si “acabamos” en la previa?

Frustración

Si cambiamos la meta, la carrera sería distinta. Si tomamos como meta el placer, el sentirnos bien, tenemos un abanico inmenso de caminos que tomar, y lo mejor: sin frustraciones. Quizás sí se llegue a la penetración, pero, si no, no pasa nada.



Necesitamos cambiarle el nombre a la famosa “previa” para dejar atrás las ideas de que el sexo son esos 15 minutos (o tres) que dura el “mete – saca”. El sexo es todo el encuentro sexual, de la forma que quieras experimentarlo.

Es como cuando comemos un helado: algunas personas empiezan por el gusto que menos les gusta, y dejan el más rico para el final; otras lo hacen de la manera opuesta. Pero disfrutan de todo el helado.

Si desde que nos surge la idea del encuentro sexual, nos olvidamos de lo que nos enseñaron acerca de cómo debería ser el sexo, seguro podremos relajarnos y disfrutaremos más. Casi como con un helado.