miércoles, 19 marzo, 2025
Edición Diaria
Edición N°

SE PRESENTÓ LA RELIQUIA DEL CURA BROCHERO

EN LA CAPILLA SAN PABLO

Una reliquia del Cura Brochero llegó el sábado a la capilla San Pablo ubicada en Olleros 680 de nuestra ciudad. José Gabriel del Rosario Brochero fue un sacerdote que desarrolló una amplia actividad en las sierras cordobesas hacia fines del siglo XIX. Hasta el día de hoy es muy recordado en la zona de Traslasierra por su amor a los pobres y por su estilo campechano que le valió el apodo de “cura gaucho”. En 2016 fue canonizado por el Papa Francisco convirtiéndose así en el primer santo argentino.

Misa por la presentación de la reliquia. EL NORTE

Una reliquia es un pequeño fragmento de los restos mortales de un santo. Desde los tiempos de las catacumbas en la Iglesia se acostumbra a celebrar la Eucaristía sobre las reliquias de quienes estuvieron especialmente asociados al sacrificio de Cristo en sus vidas. Muchas iglesias, empezando por la basílica de San Pedro en Roma, se han construido sobre reliquias de mártires.



Hoy se mantiene la costumbre de colocar una reliquia dentro de un altar en el momento en que se lo consagra. La capilla San Pablo fue remodelada recientemente y se construyó un nuevo altar. El sábado fue recibida la reliquia que quedó a la veneración pública hasta el día de la consagración del altar.

La santidad de Brochero

Brochero tenía una personalidad que es imposible de encasillar en los moldes de lo políticamente correcto. Por ejemplo, usaba las llamadas “malas palabras”. No para ofender ni por guarango. Expresiones rústicas, sin malicia y hasta ingenuas. Como las que usa cualquiera en los ambientes no afectados. Frecuentemente organizaba ejercicios espirituales para los serranos y traía a padres jesuitas para que los prediquen mientras él se encargaba de cuidarle los animales a los paisanos para que puedan rezar tranquilos. En una ocasión –cuenta el libro del padre Aznar- el predicador instaba a que contemplaran a Jesucristo crucificado: ‘Acércate a esa cruz y contempla como está lastimado Jesucristo pagando por tus pecados…’ Se levanta Brochero y le dice aparte: ‘Padre, mis paisanos no lo entienden’. Y luego predica él: ‘Mira hijo lo jodido que está Jesucristo, saltados los dientes y chorreando sangre. Mira la cabeza rajada y con llagas y espinos. Por ti que sacas la oveja del vecino. Por ti tiene jodidos y rotos los labios, tú que maldices cuando te chupas. Por ti que atropellas la mujer del amigo. Qué jodido lo has dejado en los pies abiertos con clavos, tú que perjuras y odias’.



Como ésta, hay miles de anécdotas que testifican que Brochero, siendo un hombre de Dios, no encaja en una idea preconcebida de “santidad”. La santidad no es la encarnación de una moral que puede ser codificada en algunos criterios de urbanidad. Eso sería una caricatura de la santidad. Ser santo es ser de Dios. Dejar a Dios que tome nuestra vida con su amor y la transforme. Dios nos hace suyos y talla en nosotros la imagen de Cristo. Es por eso que puede decirse que Dios se da a conocer en sus santos. En cada uno de ellos hay un destello del rostro misericordioso del Padre. En el santo, tal como es, Dios nos habla. En Brochero, Dios nos muestra un “Cristo criollo”, un santo genuinamente argentino, que amó a la patria sirviendo a los más humildes hasta identificarse con ellos. Su vida nos señala un horizonte.