martes, 25 marzo, 2025
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EL ESTILISTA DE LAS CELEBRIDADES EN SAN NICOLÁS

FEDERICO ABRAHAM, EN SU CIUDAD NATAL

Entre sus clientas, se encuentran: Guillermina Valdés, Ailén Bechara, Rocío Marengo, Silvina Luna, Wanda Nara, Zaira Nara, Soledad Fandiño y Andrea Bursten. Ahora, también invita a las mujeres de nuestra ciudad a sentirse celebridades. “Lo que se está usando es French Balayage”, contó a EL NORTE en materia de las tendencias más top de la temporada.

De la Redacción de EL NORTE
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

Con las tendencias más top de la temporada, Federico Abraham apuesta a su ciudad natal.

El reconocido estilista nicoleño Federico Abraham (@federico.abraham) tiene su salón en Palermo (@th.room). Allí asisten famosas figuras de distintos ambientes. Entre sus clientas, se encuentran: Guillermina Valdés, Ailén Bechara, Rocío Marengo, Silvina Luna, Wanda Nara, Zaira Nara, Soledad Fandiño y Andrea Bursten. Ahora, también invita a las mujeres de San Nicolás a sentirse celebridades.

Al mismo tiempo, Abraham sostiene acciones solidarias a nivel local. “Ayudar a las personas que lo necesitan –si es posible– es muy importante. Hace tiempo que colaboro con unas familias”, compartió en diálogo con EL NORTE.



Inspiración parisina

Por otra parte, consultado en materia de moda contó: “Lo que se está usando es French Balayage, un aclarado de medios a puntas que da mucha luminosidad al rostro y resalta los rasgos. Trabajo con turnos otorgados con anterioridad”.

El French Balayage comenzó a aplicarse en los salones de belleza de París durante la década de los años sesenta. Tradicionalmente, las láminas se utilizan para separar secciones del cabello con el propósito de aclararlas, mientras que el cabello balayage (tomada de la palabra francesa “balayer”, que significa ‘barrer’) se emplea una aplicación a mano alzada con un peine y una espátula. Es por eso que este trabajo necesita de expertos.



Así, la técnica french balayage consiste en aclarar de manera suave el color de medios a puntas, sin alterar la raíz, que está inspirada en el estilo de las mujeres francesas. Se trata de pintar el color sobre el cabello a mano alzada y mezclarlo hasta obtener el equilibrio óptimo entre la parte clara y la oscura. Con frecuencia, el colorista enmarca el rostro con pinceladas más claras para aportar luz a la piel. Los tonos más oscuros, sin embargo, se utilizan para dar dimensión a la melena, sin restarle un ápice de naturalidad. Los cambios de tono son tan imperceptibles que da la sensación de que el pelo crece perfecto.