jueves, 6 febrero, 2025
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DR. HE, EL ‘FRANKENSTEIN DEL SIGLO XXI’ AL QUE COMPARARON CON LOS MÉDICOS NAZIS

Cuando He Jiankui puso a prueba las leyes de su país y los principios de una investigación moralmente aceptable, este científico buscaba algo más que proteger de la enfermedad a dos niñas aún no nacidas.

Este biofísico de la Universidad Meridional de Ciencia y Tecnología, en Shenzhen, quería hacer historia. Por eso manipuló el ADN de dos embriones para hacerlos resistentes al sida. Luego, los implantó en una joven que en 2018 dio a luz a dos gemelas: los primeros bebés modificados genéticamente creados por la humanidad.

En contra de lo que el propio Jiankui esperaba, su éxito no fue celebrado como un gran logro. Expertos de todo el mundo se llevaron las manos a la cabeza y las autoridades chinas lo condenaron a tres años de cárcel y 380.000 euros de multa.

Pero ¿qué ha sido de aquellos dos bebés? De Lulu y Nana solo se conoce su edad. Las autoridades chinas manejan todo lo relacionado con ellas como secreto de Estado. Sin embargo, Benjamin Hurlbut –un historiador de la medicina en la Universidad Estatal de Arizona– logró hablar con He Jiankui y acceder a una fuente de su entorno más cercano. “Por lo que me llega a través de vías indirectas, las niñas están sanas”, revela.

He Jiankui creó los embriones de las niñas recurriendo al método CRISPR-Cas9, una especie de tijeras genéticas que permiten cortar el ADN en lugares concretos. Con esta técnica se puede, por ejemplo, retirar un gen específico o añadir nuevas secuencias en el punto de corte. Así, los científicos pueden crear a voluntad desde bacterias y plantas, hasta animales modificados. La manipulación del ADN en embriones humanos también resulta sencilla, así que es muy probable que Nana y Lulu realmente sean bebés de diseño, como aseguró su creador.

Tijeras genéticas

Científicos de todo el mundo han seguido experimentando en embriones humanos con las tijeras genéticas, pero no para crear bebés de diseño, sino para investigar sus riesgos. Los resultados demuestran que el CRISPR-Cas9 no es infalible. Las tijeras no siempre cortan en el lugar deseado del ADN y ese error podría haber alterado a las niñas de forma imprevisible. Y no solo eso. Las tijeras son peligrosas incluso si funcionan correctamente. El corte deja en la molécula un hueco que el organismo procede a cerrar de inmediato. «En muchos casos, el embrión humano repara los extremos cortados sin respetar la secuencia previa. A veces falta un par de componentes o se añade uno nuevo –advierte Shoukhrat Mitalipov, biólogo del Centro de Células Embrionarias y Terapia Genética de Portland (Oregón). Pueden pasar muchas cosas. Por ejemplo, que las nuevas células proliferen de forma cancerosa.

He habló por primera vez de sus experimentos en un congreso médico. Aseguró haber modificado el material genético de los bebés para que no se contagiaran de sida. Para ello habría desactivado un gen (el CCR5) que hace a las células inmunitarias humanas vulnerables al VIH. En el caso de Nana habría manipulado ambas copias del gen (todos tenemos una pareja para cada carácter); en el de Lulu, solo una de las copias, con lo que la niña no estaría protegida. Pero, más allá de esto, nadie sabe con exactitud qué hizo.

Resulta difícil dilucidar si este tipo de problema amenaza a las gemelas, depende del procedimiento exacto que se siguiera para su creación. Según la publicación Nature Biotechnology, las niñas fueron examinadas tras el parto, así como pasados uno, seis y doce meses, con una revisión adicional a finales del año pasado. De los resultados, sin embargo, no se sabe nada.

“En su momento se prometió garantizarles supervisión médica, así como asistencia especializada. La idea era que estas prestaciones se prolongaran durante toda su vida o, al menos, hasta cumplir los 18 años” –dice Benjamin Hurlbut–. Pero eso lo prometió el laboratorio de He Jiankui, que ya no existe.