miércoles, 5 febrero, 2025
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El nicoleño que estuvo presente en la inauguración de Liga Nacional de Básquet

Un 26 de abril de 1985, hace ya 39 años, se materializó la iniciativa impulsada por León Najnudel con el inicio de la Liga Nacional. El nicoleño Daniel “Nene” Spurio participó del partido que abrió oficialmente la competencia.

Aunque la competencia haya perdido el prestigio y el brillo que supo tener -de lo que supieron disfrutar los nicoleños durante más de quince años de manera presencial y palpable a través de las participaciones de Regatas y Belgrano entre 1992 y 2008- cada 26 de abril es un motivo de celebración para el básquet argentino. La creación de la Liga Nacional fue un hito trascendental en la historia del deporte, la piedra basal de todo lo que vendría después. La consagración de la Generación Dorada en Atenas y su subcampeonato del mundo en Indianápolis, los triunfos frente a Estados Unidos, la presencia determinante de embajadores en la NBA y Europa y el último subcampeonato del mundo en China no hubieran sido posibles sin la fundación del certamen local.

Y ese nacimiento no se hubiera materializado sin la presencia de un hombre como León Najnudel, quien dedicó toda su vida a perseguir un mismo objetivo. El padre de la criatura, quien se atrevió a querer cambiar la realidad del básquet argentino que hasta aquel momento solo se concentraba en Capital Federal, fue determinante. Najnudel trabajó incansablemente desde los albores de la década de los setenta para difundir sus ideales y especialmente para convencer al resto del camino a seguir. Algunos de sus compañeros en esa travesía fueron, entre otros, el periodista Osvaldo Ricardo Orcasitas (ORO), el entrenador nacido en San Nicolás Horacio Seguí, su colega José María Félix Caballero y el directorio entrerriano Orlando “Chungo” Butta.

Tras innumerables reuniones, charlas y exposiciones que se llevaron a cabo en varias ciudades a lo largo y a lo ancho del país, en 1984 finalmente se obtuvo la aprobación definitiva de la competencia en la Asamblea General Extraordinaria de la CAB iniciada en Córdoba y finalizada en Posadas, Misiones. La Liga Nacional era un hecho. El Campeonato Argentino de Clubes que se disputó por última vez se transformó después en la “Etapa de Transición”.

El primer partido

Bahía Blanca fue el escenario del primer partido en la historia de la Liga Nacional durante aquella noche del 26 de abril de 1985. La cancha de Independiente se vistió de gala para recibir a Pacífico y Atenas para la inauguración del certamen que causaría una revolución (ganaron los bahienses 90 a 82 con 33 puntos de Neal Robinson).

Sin embargo, la foto más icónica de aquella jornada se dio veinte minutos más tarde en la cancha de Obras Sanitarias con la presencia de León Najnudel en el cruce entre San Lorenzo y Argentino de Firmat: fue el propio Najnudel quien lanzó al aire la pelota del salto inicial, disputado por Leonard Goggins y Steve Stanford, en un reconocimiento a su impacto e influencia en el flamante torneo.

De ese encuentro participó el nicoleño Daniel Spurio, jugador de San Lorenzo por entonces (su equipo perdió 101 a 99 esa noche).

El histórico “Nene”

Dueño de una zurda prodigiosa, este fornido goleador nato, tuvo tres participaciones en tres equipos distintos en la “A”. En ese 1985 el Nene jugó para San Lorenzo (con una media de 21.1 tantos por juego), al año siguiente fue parte del famoso Unión con Hernán Montenegro, Carlos Romano, Esteban Camisassa y demás y en 1988 tuvo su última experiencia con Gimnasia de Pergamino. En total, jugó 64 partidos con 11.1 puntos de promedio.

Spurio tuvo una larga trayectoria, pues además jugó en Ameghino de Pergamino, YPF de Capital Federal, Obras Sanitarias, River Plate, Vélez Sarsfield, Independiente de Neuquén, Club Córdoba de Corrientes y Náutico de San Pedro. Y en su ciudad natal lo hizo en Regatas, su club de origen, Belgrano, Somisa y Automóvil, en donde se retiró en 1995 para luego dedicarse a la dirección técnica.

Producto de un severo problema cardíaco Spurio falleció el 14 de agosto del 2020 a los 63 años.

En cuanto a la Liga, en todo este tiempo regaló épicas veladas, grandes baluartes, jugadores de mentalidad ganadora, compañeros sin egoísmos, muchos que preferían dejar de lado sus promedios individuales para enaltecer y hacer crecer al resto, para que el equipo y el grupo ganaran. En definitiva, una identidad que forjó nobles protagonistas durante casi cuatro décadas. Porque no hay dudas: los éxitos del básquet argentino fueron consecuencia del sueño que Najnudel y un grupo reducido de entusiastas concretaron hace 39 años.