ADOLESCENTES EN EL ENCIERRO

Mucho se ha dicho de las actitudes de los adolescentes en medio de la pandemia. Se los culpa de la suba de casos por las fiestas clandestinas, se los escracha por no utilizar tapabocas en la vía pública, se los llama egoístas y se les cuestionan sus decisiones. Nadie les pregunta cómo están realmente, sabiendo que no pueden vivir lo cotidiano de tener entre 15 y 19 años. La psicóloga Mariana Zappa describe la angustia que viven muchos jóvenes en estos tiempos.

En un período en el que salir del hogar es vital, púberes y adolescentes se ven obligados al confinamiento con sus familias. Los sábados a la noche no se distinguen de un día de la semana y las actividades se reducen a la tecnología. Lo social pasa por un Smartphone y las clases por Zoom. ¿Cómo impacta en sus vidas? La psicóloga Mariana Zappa habló con EL NORTE para derribar ciertos mitos y entender la realidad que los atraviesa.

“En primer lugar están mucho más irritables y sensibles. Pero hay un mito acerca de toda esta cuestión del adolescente, porque está puesta la mirada en relación con que por las fiestas clandestinas crecen los casos de COVID-19. Me parece que las miradas están muy puestas en ellos, afirmando que son narcisistas o egoístas, pero me parece que falta escucharlos más”, aseveró Mariana Zappa. “Es curioso, porque se los acusa de que suben los contagios por culpa de ellos, por las fiestas clandestinas, que obviamente que debe influir, pero no creo que sea la única causa de la suba de contagios. Nadie se puso a pensar en lo que no están pudiendo vivir y que todos lo pudimos hacer sin problemas, como por ejemplo, Bariloche, los boliches, las juntadas y no nos dábamos cuenta de esa necesidad porque era normal hacer eso”, comenta la psicóloga.

“Es la etapa en la que empiezan a tener sus libertades, controladas por los padres como siempre, pero al fin y al cabo es cuando empiezan a decidir sobre sus vidas. Ahora lo tienen prohibido y la prohibición lleva a que te den más ganas de hacer las cosas”, agrega Zappa.

La explicación de la psicóloga sugiere la falta de visión por parte de los adultos. Es remontarnos a años atrás con, por ejemplo, la prohibición de alcohol (Ley Seca) que duró 13 años en Estados Unidos y que obligó a que nazcan las industrias clandestinas. “Esto es lo mismo que pasa con las prohibiciones que ya conocemos. Cuanto más prohibido esté, más ganas te dan de hacer ciertas cuestiones”, añade Mariana Zappa. “Hay que hacer hincapié en el aspecto de los lazos sociales. Eso es lo que ellos tratan de no descuidar porque juntos son más fuertes. ¿Bajo qué condiciones no descuidan esos lazos? Esa es la pregunta que hay que hacerse. Muchos se quedan dormidos por el alcohol, viven constantemente con el teléfono porque no tienen otra alternativa para sentirse cerca de sus amigos. Entonces están con estas conductas de irritabilidad, se ponen más sensibles”, detalla la psicóloga.

El punto de quiebre fue la pandemia. Como en muchas otras ocasiones, la llegada de la COVID-19 trajo a la luz los problemas que antes no se veían. “No hay un límite entre el adentro y el afuera. El que va a la facultad lo hace desde la casa por Zoom y no tiene la posibilidad de juntarse con otro, asistir a la clase. No hay un corte, todo continúa. Entonces por eso se arman esas fiestas, para tener el corte, para poder delimitar lo que es el adentro del hogar y el afuera”, manifiesta Mariana Zappa. Debido a este encierro, a Mariana le han crecido las consultas de los adolescentes.

“Se los ve muy angustiados, en la cual no saben cómo manifestar esa angustia que llevan dentro. Ante la angustia, pasa que les desaparecen las ganas y ellos no saben qué hacer”, comenta la psicóloga. Y de inmediato, agrega: “Se los nota indecisos y solo encuentran escape los fines de semana con las fiestas clandestinas para ahogarse en alcohol. Entonces comienza la semana y no saben dónde expresarse, cómo sacarse de adentro la angustia generada por el encierro”.

Para cerrar, Mariana Zappa profundizó en que “hay que remarcar que no hay delimitación entre el adentro y el afuera. Esto conduce a conductas regresivas y donde el deseo y las ganas quedan apagados, siendo que en esa etapa de sus vidas necesitan ser productivos de alguna manera. La pandemia nos roza con la muerte y el adolescente le escapa a ello”.