jueves, 6 febrero, 2025
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CÓMO FORTALECER EL SISTEMA INMUNOLÓGICO A PARTIR DE LA DIETA

SALUD Y ALIMENTACIÓN

Una buena alimentación integrada por platos variados, junto al cuidado del aparato digestivo, son herramientas sencillas para cuidar la salud y aumentar la calidad de vida.

Los alimentos ricos en vitaminas como las frutas y las verduras protegen al sistema inmune y al aparato digestivo. 

Aunque cada persona tiene necesidades diferentes, la alimentación correcta aporta los nutrientes al cuerpo para producir energía y mantenerlo resistente a los peligros del entorno. Algo tan minúsculo como una molécula puede ser la clave entre la salud y la enfermedad, e incluso en el destino de la humanidad, como cuenta Yuval Noah Harari en Sapies, de animales a dioses.

Hasta mediados del siglo XVIII, más de la mitad de los marineros que se embarcaban no regresaban: morían de escorbuto, que por entonces era una enfermedad misteriosa. El capitán James Cook, que tenía una curiosidad científica, invitó a bordo al médico escocés James Lind, quien hizo un experimento y descubrió que los marineros que comían frutas frescas y hortalizas no enfermaban.

El cambio radical en la dieta de altamar, que se podía hacer cada vez que se tocaba tierra incorporando la vitamina C —que es el nutriente sin el cual se sufre escorbuto— redujo fuertemente la mortalidad de estos hombres y permitió viajes de mayor distancia, como el que llevó a Cook a descubrir Australia.

Mantener una alimentación variada es hoy una necesidad básica para el cuidado de la salud, pues permite que las personas accedan a una calidad de vida mayor, explicó la licenciada en nutrición Norma Nava. Incluso algunos platos podrían ayudar a quienes padecen de infecciones estomacales y virales con frecuencia, ilustró la especialista mexicana.

Con una dieta que se aleje de los alimentos ultra procesados, el sistema inmunológico podrá obtener las vitaminas necesarias para proteger al cuerpo de amenazas externas. “Por eso es importante que una persona siga una dieta balanceada”, comentó Nava.

Nutrientes para fortalecer al sistema inmunológico

Los hábitos alimentarios representan una de las consideraciones principales para los nutricionistas. Cada persona tiene sus propias necesidades específicas para fortalecer sus defensas naturales; sin embargo, Nava mencionó algunos nutrientes esenciales para hacerlo. La vitamina A, presente en la leche, sus derivados y las zanahorias; la E, que está en el brócoli o la espinaca; la C, en las frutas cítricas, la papa, y las fresas; el complejo B6 y B12, en el pescado, la carne vacuna, los huevos y los cereales. También mencionó minerales como el hierro, común en las carnes rojas, las leguminosas y los frutos secos, o el zinc, en platos con aves.

El segundo factor más importante para el sistema inmunológico son las grasas benéficas. “Puede consumirse en los pescados, las nueces, las semillas y los aceites de soya”. Con estos alimentos también se protegen los tejidos importantes del organismo como la médula ósea, que produce los glóbulos rojos encargados de llevar oxígeno a las células del cuerpo.

Las características de una dieta saludable

La nutricionista explicó que existen seis características de una dieta saludable. La primera es que sea completa: compuesta de una variedad de alimentos que proporcionan la mayor cantidad de vitaminas. La segunda, que sea equilibrada: que aporte las cantidades de energía que una persona necesita según su estado de salud y su actividad física. La tercera, que sea inocua: debe garantizar el cuidado de la salud y mantener el cuerpo libre de microorganismos dañinos. La cuarta, que sea suficiente: ni más ni menos que las porciones requeridas en cada caso. La quinta, que sea balanceada: compuesta de platos variados para obtener en un alimento los nutrientes que podrían faltar en otro. La última, que sea adecuada: que aporte lo necesario para permitir que una persona realice sus actividades cotidianas.

Una dieta saludable podría ayudar a las personas que tienen ciertas enfermedades que indican el deterioro del sistema inmunológico, como las diarreas y las fiebres frecuentes. “Incluso el dolor en las articulaciones, el cansancio sin explicación aparente, la pérdida de cabello y la resequedad en la piel podrían significar que hay un problema”, mencionó la especialista en nutrición.